Chupa-pinga
Fecha: 07/04/2021,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Alex, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... las reglas de la casa, sucedió algo inesperado, don Francisco recibió vistas.
-¿Qué tal estuvo la semana de trabajo, Felipe?- preguntó mi señor a un extraño hombre de bigotes y baja estatura que se sentó en uno de los sillones de la sala.
-Muy bien, pero los muchachos están algo cansados como comprenderás Francisco, la cosecha ha sido algo dura, así que esperan su recompensa.- dijo Felipe.
-Yo les prometí una recompensa y yo siempre cumplo mi palabra- el señor sentenció.
-De los 10 trabajadores, son 3 los que mejor han trabajado: Quispe, Ochoa y Mamani.- dijo Felipe señalando a sus acompañantes.
-Se les ve jóvenes y fuertes, así que espero que disfruten de mi recompensa, hay cerveza, comida y por supuesto mi pequeña Dalila.- dijo mi Señor señalándome.
Lo que siguió fueron horas de algarabía para aquellos hombres, mientras unos bebían y conversaban a carcajadas, otro me metía la verga por la boca o por el culo, claro que el Señor les indicó que usará protección, no quería que me preñasen, Felipe también hizo uso de mi, yo solo me dediqué a complacer a aquellos rudos hombres, si bien es cierto en un inicio estuve más que excitado, luego llegó el cansancio, pero tuve que seguir a pesar de que la quijada me dolía y mi ano me ardía. Solo recuerdo despertar en mi jaula, el olor a sexo era evidente, pero había silencio a mi alrededor, entonces se me ocurrió la idea de escapar porque realmente no quería estar allí un momento más. Oí a Tiburcio acercándose.
-Por ...
... favor, déjame salir- me animé a decir tímidamente.
-Las perras no hablan- me dijo con indiferencia.
-Solo un momento, por favor- supliqué.
Tiburcio salió rápidamente y volvió con Don Francisco, quien estaba furioso.
-Así que has hablado chupa-pinga, sabía muy bien que eso está terminantemente prohibido por lo que recibirás tu castigo.- sentenció el Señor de la casa.
Pude ver que Tiburcio llevaba una correa de cuero en la mano izquierda.
-Por ser tu primera desobediencia recibirás solo 10 correazos- dijo mi Señor, a lo que Tiburcio abrió mi jaula y procedió a golpear mi espalda y nalgas con la correa.
Luego del castigo supe que no tendría escapatoria, así que solo me quedaba esperar a que pasen los días lo más rápidamente posible. Felizmente solo una vez por semana tenía que atender a los trabajadores de Don Francisco, todos ellos tenían características similares: rudos hombres de campo, no más de 30 años, de rasgos indígenas y de pocas palabras. Mi Señor parecía complacido con mi comportamiento y no volví a ser azotado. Así llegó el último día.
-Hoy es tu último día en esta casa Dalila- dijo mi Señor mientras yo reposaba a sus pies.- Y por eso he decidido que lo pases con Tiburcio, yo estoy muy ocupado con mis negocios, volveré por la noche con Armando.
Al decir esto me puse a temblar, ya que Tiburcio siempre había sido áspero conmigo, pero decidí obedecer, ya que solo serían unas horas. Tuve que lamer sus huevos y chupar su pinga, mientras él reía y me ...