Chupa-pinga - Relatos Eróticos

Chupa-pinga

... salía de mi interior con furia, hasta que llegamos al orgasmo.

-¿Te pagó Armando el trabajo que hice?- le pregunté después.
-Claro, pero le dejé en claro, que tu macho oficial soy yo, así que ya no nos molestara mas.

Me sentí muy feliz y dormí profundamente, al día siguiente tuve que volver a las calles para trabajar, era ya de noche y vi el carro de Miguel,  mi cliente habitual. me acerqué a conversar.

-¿Dónde estuviste chupa-pinga?- me preguntó.
-Estuve trabajando en otro sitio.- le dije suavemente.
-Te veo diferente.
-Me siento diferente, espero que no te incomode.
-No, para nada.

Subí al auto y me mantuve en silencio mientras él me comentaba sobre su vida, yo solo atinaba a sonreír. De pronto se detuvo en un descampado.

-Me gustas así de dócil, antes hablabas mucho, me excitas más así, chúpamela!- me ordenó.

Luego de practicarle sexo oral, me llevó fuera del auto, me puso en cuatro y colocó su pinga en la entrada de mi culo y empujó fuertemente. Disfruté mucho la penetración y luego le pedí que me dejase en la entrada de mi casa. Ahora sabía lo que quería, ...

... el negro me miró con sorpresa al entrar.

-Tan rápido has vuelto de trabajar. ¿Qué te pasa?
-Es que quiero pedirte un favor…
-Cual favor?
-Llama a Armando para pedirle que me lleve  a trabajar con él.
-No es necesario, él está en camino, lo llamé hace dos horas, dice que vendrá por ti...Dalila. 

Así fue como volví con Armando, quien le pagó a mi marido Marlon, yo fui a trabajar como puta barata en la sierra, con los años el negro me olvidó, pero al menos una vez al año yo era feliz porque don Francisco me recibía como su perra particular llenando mis huecos con su sabrosa pinga y tratándome con el rigor necesario. Mi comportamiento se fue haciendo cada vez sumiso, ahora al ver a cualquier hombre, quedo en silencio, bajo mi mirada hacia su entrepierna, no me importa la edad o condición física de los machos, ahora que han pasado más de 20 años de todo aquello y durante la pandemia de covid 19, recuerdo con algo de rubor como antes osaba irrespetar a los hombres de verdad, gracias al negro, Armando y sobretodo don Francisco descubrí lo que soy: chupa-pinga para toda la vida

FIN