1. Hermanos mellizos, mamá y papá


    Fecha: 01/01/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuestiones vinculadas al sexo, no había perdido el tiempo, y había adquirido casi tanta experiencia como yo, que no más. Realmente, el cariño entre nosotros era muy grande, y lo excitante de la charla nos fue llevando a intensificar el intercambio de caricias, de forma tal de que cuando concluyó la charla, estábamos ambos desnudos en la cama, masturbándonos recíprocamente y disfrutando enormemente de lo que estábamos haciendo. Esa primera noche no llegamos al coito, pero sin palabras nos juramentamos de concretar esa cuestión sin falta antes de volver a separarnos, pues a los veinte días tendríamos que regresar, ambos, a Buenos Aires, para iniciar la educación universitaria.
    
    El día siguiente fue más intenso aún que el primero, y era evidente que nuestros padres estaban encantados con nuestra evolución, no sólo en el plano estrictamente intelectual sino también en el físico y sexual. Mi madre me comentó, varias veces, lo guapo que yo estaba, y los atractivos músculos que había desarrollado en el gimnasio del internado, y mi padre hizo un par de chistes sobre los enormes pechos de mi hermana, y sobre la felicidad que, sin lugar a dudas, podría llegar a provocar ella en cualquier hombre. Incluso hicieron ambos, entre sí, infinitas menciones a cuestiones "picantes", con numerosas alusiones a aspectos sexuales, entre risas y sonrisas, y con múltiples miradas cómplices. Parecía, en rigor, que ambos disfrutaban provocando climas de extrema sensualidad, y por momentos puedo ...
    ... asegurar que lo lograron, con total plenitud.
    
    Apenas ingresamos a nuestra habitación, esa noche, Marisa y yo nos pusimos a hablar de lo que había ocurrido durante el día, media hora más tarde estábamos, nuevamente, masturbándonos el uno al otro, y a eso de las dos de la mañana la desnudé sobre la cama, la besé profundamente y me dispuse a penetrarla.
    
    No habían transcurrido mucho más de tres o cuatro minutos, desde que le introduje mi pene en su vagina, ella ya estaba gimiendo en un tono de voz más que audible, cuando escuché un ruido en la puerta de nuestra habitación. Ambos miramos hacia allí, al mismo tiempo, y vimos a nuestros padres, parados junto al marco de la puerta, y siendo testigos del furioso acto sexual que estábamos desarrollando.
    
    Debo confesar que inicialmente me asusté, pues no sabía cómo podrían reaccionar mis padres ante semejante "inmoralidad", Ambos ingresaron, sin palabras, a nuestra habitación, y mi padre se dirigió hacia mi hermana, y se paró al lado de ella. Marisa también estaba asustada (luego me confesaría que tenía miedo de que mi padre le pegase, como cuando era una niña), pero no debió haberlo estado. Mi padre sonrió, le pasó su mano derecha sobre el hombro, y fue bajando lentamente, hasta que se encontró acariciando sus pechos. Yo sentí, de inmediato, cómo mi pija se ponía dura como roca. Eso me hizo distraer, y olvidarme de mi madre, pero ello sólo fue así hasta que sentí su lengua sobre mi pene, lamiéndolo como si de un helado se tratara. Mi ...