1. El curita me vuelve dar por el culo.


    Fecha: 21/01/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Danisampedro91, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

       Hacía unos días que había ido con Andrei, el rumano, a la casa que tiene el cura pegada justo detrás de la iglesia, y había sido follado por ambos. Ese día al pasar por debajo del viaducto, para ir hasta el puerto, no vi allí aparcado el monovolumen de Andrei. Al ir con prisas, no me paré a echar una ojeada, por si lo había cambiado de sitio; lo haría a la vuelta; y es que ya deseaba volver a ser follado por aquel guapo rumano, que tan ricamente me daba por el culo, y que tanto me había hecho gozar la última vez que estuve con él.
    
       Cuando a media tarde subía de vuelta para casa, me dispuse a buscar si estaba el monovolumen de Andrei, por allí aparcado. El corazón se me encogió al no verlo por ningún lado, estaba cómo ido, y sin saber que hacer. Cuando de repente, me acordé del cura, y decidí ir hasta la iglesia, y preguntarle al cura, por si sabía algo de Andrei.
    
       Cuando estuve en la puerta de entrada a la iglesia, no sabía que hacer; cómo dirigirme al cura, si estaría dando misa, en fin, que estaba hecho un mar de nervios; así que después de fumarme un cigarrillo, me decidí y entré a la iglesia.
    
       Nada más entrar, fui buscando con la vista si se veía al cura, pero lo único que había en la iglesia, era una señora mayor sentada en uno de los bancos. Fui andando por uno de los pasillos mirando hacia todas partes, cuando llegué a los bancos que quedaban frente al altar, me quedé parado sin saber que hacer. Así que solo se me ocurrió sentarme en uno de los ...
    ... bancos y esperar a ver qué pasaba, mientras me iba aclarando las ideas que se me amontonaban en la cabeza.
        No habían pasado ni 10 minutos, cuando por una de las puertas apareció el cura. Quedé mirando fijamente para él, sin saber que decir o que hacer. Cuando el cura me vio y reconoció, mostró una ligera sonrisa, encaminándose hacia donde yo estaba.
        Que alegría, Dani, me dijo cogiéndome la mano. 
       ¿Qué te trae por aquí? 
       ¿Bienes a redimir tus pecados?
       No, le contesté, a la vez que mostraba una ligera sonrisa en mi cara.
       Quería preguntarle por si sabe algo de Andrei. Es que hoy al pasar para ir al puerto, no he visto el monovolumen aparcado donde lo tenía, y al volver por la tarde, miré por si lo había cambiado de lugar, pero no lo he visto, y se me ocurrió entrar a la iglesia a ver si usted me podría decir algo.
    
       Pues sí, Dani, sí te puedo decir, pero creo que no van a ser de tu agrado. Andrei, hace 2 días que se fue para Madrid, allí le espera un trabajo que, gracias a Dios, y a los buenos amigos, le he podido conseguir. 
        El cura sin dejar de mirarme se dio cuenta de mi cambio de expresión, y de cómo se me oscurecía y entristecía la cara. 
       No te apenes, Dani, me decía cogiendo mis manos. La vida sigue, y si quieres yo te puedo ayudar, ya sabes que estoy aquí para lo que necesites.
       Gracias, le dije al cura, y bajando los ojos al suelo, y sin saber que más decir, me dejé caer sentado en el banco.
       Mira, me dijo el cura sentándose a mí ...
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