1. La amorosa hija (Parte 12)


    Fecha: 18/11/2017, Categorías: Microrelatos, Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... minutos de delicada labor, Anne terminó su vulva, dejándola visible y con muy poco vello.
    
    “Voltéate sis. Tu culito requiere atención también. Veré si papi tiene una rasuradora. ¡Mira nomás!”, dijo, al enseñarle su culo bastante tupido de pelo.
    
    Anne se dirigió al baño de Tomás mientras Estela se quedó repasando las fotos. Buscó, y encontró un paquete nuevo de rastrillos desechables.
    
    Cuando regresó a la recámara, le pidió a Estela que se volteara. Metió una almohada bajo su vientre y comenzó su labor, primero con las tijeras y luego con el rastrillo, hasta quedarle el ano completamente expuesto y deseable, aunque notablemente más obscuro que el de ella.
    
    “¿Lista para ver como quedaste, sis?”, preguntó Anne.
    
    Estela se volteó. Anne tomó la cámara digital y comenzó la sesión, unas 15 fotos que se extendieron más allá de un simple antes y después, animándola a tomar poses provocativas, como si se tratara de una sesión profesional de modelaje.
    
    A Estela le gustó mucho como quedó, aunque con la rara sensación en sus nalgas. Se metía la mano y sentía su nueva tersura.
    
    Se recostaron una enseguida de la otra y comenzaron a acariciarse y besarse de nuevo. Anne tomó toda la iniciativa de hacerla gozar con sus dedos, profanándole el culo por primera vez en su vida.
    
    Anne giró sobre Estela, pero la entrelazó con sus muslos. Poco a poco, fueron juntando sus vulvas y comenzaron a frotarse una contra la otra de forma constante y vigorosa, gritando de placer.
    
    Conforme ...
    ... se acercaban ambas a su sensacional orgasmo, comenzaron a divagar…
    
    “¿Quieres ser también puta de papi, sis?”, decía Anne entre intensos gemidos, pero Estela no podía ni hablar de la increíble sensación, solo gemía y gemía.
    
    “¡Le encanta mi culo! ¿Sabes? ¡Lo trastorna! ¡Lo envenena! ¿Podrás con el tuyo envenenarlo también? ¿Eh?”…, decía Anne al tener a su hermana doblegada.
    
    Ambas explotaron en lo que sería para Estela el más delicioso orgasmo de toda su vida, confesándolo, abiertamente admitiendo que le sería muy difícil vivir sin esto.
    
    Se desacoplaron y quedaron juntas de lado, exhaustas.
    
    Estela tomó la cámara y recorrió las fotos hasta donde aparecía el pene de papi. Anne notó su fijación por él.
    
    “¿Te animarías entonces, sis?”, preguntó Anne.
    
    “Mmmmh…”, suspiró Estela. “Me gustaría de perdida hacerle una puñeta y sentirlo en mis manos”, aceptó.
    
    “¡Válgame!”, dijo Anne. “¡Deberías de sentirlo en tu panocha y en tu culo, sis! ¡Deberías de saborearlo en tu boca y gozarlo al máximo! ¿Una puñeta? ¡Bah!”.
    
    “¡Pero dime pues!”, insistió Anne. “¿Te gustaría coger con mi novio?”.
    
    “Sis, tu arreglas todo, pero no me pudiste hacer pendeja. ¡Soy tu única derrota!”, contestó Estela.
    
    “Peeeero… acepto que me encantaría ser como tú para él”, prosiguió.
    
    “Sin rodeos”, dijo Anne.
    
    “Me encantaría compartirlo contigo”, aceptó finalmente Estela, “pero no sé cómo. Tiene un concepto de mí muy distinto al tuyo. ¿Cómo se te ocurre que podamos hacerlo, sis?”.
    
    “No ...
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