Placer prohibido - Relatos Eróticos

Placer prohibido

... con aire gracioso y excitado.
Retiré mi ropa interior dejando libre a mi verga al fin, estaba durísima, y ludimla la observaba de arriba a abajo, no es que tenga una verga enorme pero su ancho siempre es bienvenido por las mujeres, me acerqué a ella y dejé que tocará mi cuerpo, tomó mi verga con una mano y con la otra comenzó a tocar mi abdomen, acto seguido comenzó un movimiento masturbatario de su parte a mi verga, suavemente sus manos subían y bajaban, a un ritmo que me encantaba, mientras sus ojos se clavaban en mí y alternaba a veces unas miradas a mi verga.
-Nunca pensé que esto pasara.
-Yo menos, pero tengo que decir que me encanta.
-Me gusta cómo lo haces, esto y tu baile.
-Gracias.
Y acercó su boca a mi glande, depositando un poco de saliva que luego chorreo por mi verga y que usó para lubricarla, luego comenzó a introducirla en su boca lentamente de una manera que enloquecía mis sentidos, sentí sus labios apretando mi verga, subiendo y bajando, recorriendola desde el glande hasta la base con un ritmo muy excitante, mi deseo hizo que agarrara su cabeza y la bajara para que mi verga ingrese más adentro de su boca, no lo podía creer estaba recibiendo una mamada de verga de parte de mi sobrina Ludmila que nunca pensé que iba a hacerlo.
La retiré de su boca y en sus ojos había unas pequeñas lágrimas formadas por el momento, pero en su mirada había deseo y satisfacción por lo que estaba aconteciendo entre nosotros, era el momento su cuerpo estaba preparado, yo ...

... estaba preparado, me dijo:
-Promete que esto no va a suceder sólo una vez, que no seré una más del montón, que no seré una diversión del momento...deseo que esto se repita muchas veces ¿Y tú?
-Yo deseo lo mismo que tú Ludmi, pero que eso suceda depende solo de nosotros.
Dicho esto deslicé mi verga en su interior, con mucha dificultad porque su interior estaba muy apretado, sus gemidos y su respiración agitada eran música para mis oídos, estando sobre de ella abrazados en una postura de misionero un poco raro y no tan cómoda espere paciente mientras el interior de ella se acostumbraba a mi verga que estaba ahora dentro, cuando sentí sus movimientos buscando el momento lo hice, comencé a moverme, a entrar y salir de su vagina húmeda y caliente, podía sentir como sus paredes vaginales apretaban mi verga dando paso lento abriéndose más y más hasta que podía aumentar el ritmo y velocidad de las embestidas que le estaba dando… gemidos, deseo, placer, sudor, todos estos componentes inundaban mi habitación, sentir su cuerpo junto al mío era algo que nunca había cruzado por mi imaginación pero ahora simplemente estaba sucediendo.
Cambiamos de posición y la puse de perrito, me detuve un momento a observar su perfecto culo, y acto seguido procedí a introducir mi verga en mi sobrina, mientras le di unas nalgadas que dejaron mi palma de la mano marcada en su nalga derecha y unas marcas en la izquierda que dejaban su piel blanca sonrojada, dándole un aspecto mucho más que atractivo.
Podía ...