Placer prohibido - Relatos Eróticos

Placer prohibido

... y pude ver su deseo las ganas de que esto pasara, no lo podía creer, estaba en mi habitación con mi sobrina, ambos excitados a más no poder ella casi desnuda solo con su tanga, yo súper excitado y de repente dijo algo que me hizo parar:
-Soy vírgen.
-¿Qué?
-Aún no he tenido sexo con nadie.
-¿De verdad?
-Sí, pero quiero que esto pase, quiero que pase lo que está por pasar entre nosotros, quiero que sea nuestro secreto, de verdad.
Escucharla diciendo fue increíble, jamás pensé que unas simples palabras así fueran a desencadenar unas buenas historias.
-Tengo preservativos, así que no te preocupes tendré cuidado contigo, yo también lo deseo, deseo estar dentro de ti, y que este momento dure más de lo que está durando.
Dicho esto fui a buscar preservativos en la mesa de luz que estaba al lado de la cama, tomé uno, y lo guardé en mis bolsillos. Primero quería darle una experiencia más.
Le di un beso y bajé por su abdomen, llegando a su ombligo en el que me detuve a mirarla, deposité unos besos al lado de él, y bajé a su entrepierna, tomé la tanga por los lados y la deslicé lentamente un poco lo suficiente para dejar a vista su vagina… ahí estaba su vagina, la vagina de mi sobrina Ludmila, mojada, era semi rosada con casi nada de vello púbico, sólo una pequeña película de vello claro que parecía nula adornaba su vagina, sus labios eran rosados y estaba de un rosa más intenso, su aroma era indescriptible, un aroma casi como el de su perfume, a flores y cereza pero con el ...

... típico olor a sexo que lo hacía una mezcla muy embriagante y excitante, me quedé admirandola, y me acerqué a ella.
Pasé mi nariz por su pubis, aspirando su aroma, bajé por labios vaginales, y di un beso a sus muslos internos, esa era mi idea hacerla desear pero que tenga que esperar, y ella acariciaba mi pelo jugaba con él, esperando el momento en el que me pierda en su vagina.
Y lo hice luego de un rato de hacerla desear, comencé besando sus labios exteriores, deslizando mi lengua por ellos, sintiendo su húmedad, su palpitar, su deseo… lamí su orificio vaginal, pasé mi lengua por el suavemente al rededor haciendo que se le escapen gemidos, y empecé con mis dedos a jugar con su sexo. Indroduje mi dedo índice suavemente en ella, su interior era cálido y sus fluidos facilitaban las cosas, arqueó su cuerpo cuando comencé a masturbarla, con mi dedo dentro y mi boca haciendo lo suyo, con mi otra mano acariciaba su muslo, introduje más adentro mi dedo y luego lo retiré.
-Estás muy mojada Ludmi, me encanta, yo estoy con la verga durísima, todo esto me tiene loco… tú me tienes loco.
-Y tú me tienes loca a mí.
Y entonces pasó, con mi masturbación ella tuvo un orgasmo, que dió paso a unas lágrimas en su rostro y a unos gemidos que me subieron más la temperatura si es que eso era posible.
Desabroché mi jean, retiré mi remera, y bajé mis pantalones, quedando en boxer frente a ella, pude ver que sus ojos se clavaron en mi erección que era más que notable.
-Eso lo provocaste tú. Dije ...