1. Daniela, mi asistente


    Fecha: 14/10/2019, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: Santi, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... la entrada de su vulva, pero no, apenas llegó por su ombligo pues yo me opuse, le dije que se dejara llevar. Ella soltó mi pene y entonces empecé a morder suavemente su barbilla, bajé por su cuello y libré el sostén, que guardaba el broche al frente. Dejando relucir un par de pechos exquisitos, con unos pezones rosaditos y apenas se podían ver. Los humedecí y con mi lengua los froté, sentí el repelo en su cuerpo, se arqueo al punto que había un hueco entre su espalda y la cama.
    
    Luego bajé por sus costillas, le besé el ombligo y ya no resistí más, le bajé su hilo, subió las piernas y al quitarlo todo quedó ante mí una pequeña línea de bello, marcando así la entrada a la gloria.
    
    Le abrí las piernas, me senté en la alfombra del piso, al ver que era algo incómodo me puse de rodillas, y con las manos en el piso, sólo usé mi cabeza para apartar las piernas, con mi lengua empecé por lo más bajó, casi pegado al ano, ella dio un pequeño saltito, luego subí y sentí un olor suave y delicado, con un sabor dulcete, era su vagina, húmeda, rica, especial, divina, casi virginal. Se notaba el poco uso, sin labios marcados.
    
    Absorbí sus jugos, mis manos abrían sus labios, mi lengua estaba en su clítoris y mis dedos dentro buscando ese punto G, de tanto hacerlo pude sentir como apretó mi cabeza con sus piernas y se frotaba tanto que terminó viniéndose con mi boca aun entre su vagina.
    
    La ...
    ... escuche gemir y jadear. Entonces, ella como en venganza, me acostó en la cama y empezó una faena de mamar mi pene, cuando lo hubo puesto al 100%, se sentó, lo estrecho y jugosa que estaba su vagina, me dejaron extasiado, sabía que me vendría pronto.
    
    Ella se sentó y lo iba metiendo suavemente, como no queriendo, cuando lo metió todo, puso sus manos en mi pecho y empezó a moverse como si estaba arrastrándose, no era de arriba abajo, era de lado a lado. Eso me hacía estremecer, y entonces, me empezó a preguntar cómo me cogía a mi mujer, si yo le daba duro, si le gustaba como me cabalgaba, que le contará como se lo hacía, yo accedí y de inmediato le dije como ella se sentaba en mi pene y se mecía de lado a lado hasta acabar. Ella tapó mi boca y empezó a moverse fuerte y sentí como me iba a venir, entonces, cuando yo estaba por acabar, ella soltó unos gemidos de placer únicos, podía sentir caliente su vagina, al mismo tiempo, yo exclamando un “QUE RICO” logré venirme. Me dejó secó, pude sentir hasta 5 descargas, las 3 primeras largas y potentes. 
    
    Ella se dejó caer con mi pene aun dentro. Yo la acomodé a un costado, quedó boca arriba, los ojos cerrados y gimiendo muy suave. Yo pude sentir mi ombligo lleno de semen y jugos vaginales. Mi pene estaba algo erecto aún. Había perdido la batalla, una nena de 19 años me había dejado seco, con ganas de más y con un placer extremo.
    
    
     
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