1. Daniela, mi asistente


    Fecha: 14/10/2019, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: Santi, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... luego el pantalón y lo abrió al punto que pudo bajar mi bóxer lo suficiente y quedó viendo mi grueso y rojizo pene. Apretó la base con su mano derecha, y lamió su mano izquierda, dejando en la cuenca de la palma saliva, luego la puso bajo mi glande y lo empezó a frotar, mientras presionaba desde la base, como si fuera un ejercicio anti estrés. 
    
    No lo podía creer, apenas 19 años y me estaba haciendo un truco que nadie me había hecho. Pasó un minuto y se secó la saliva en la mano, por lo cual la volvió a llenar, pero esta vez fue muy generosa, pude sentir su palma, la suave y delicada mano que daba vueltas a mi glande, no lo podía creer, si nada más que eso me estaba dado un placer único. Busqué su mirada y sonrió, para luego decirme, jefe, usted dígame que quiere que haga, yo soy obediente.
    
    Eso me encendió, sin decir palabras, le agarré del cuello suavemente y le empujé hacía mi pene, ella quitó ambas manos y se puso frente a mi pene, no podía esperar más, entonces, abrió cuanto pudo su tierna boquita y engulló mi pene un 33%, de inmediato, se auxilió con su mano derecha y desde la base apretó y con sus labios succionó sólo mi glande, me levantó de la silla, era una sensación descomunal. Me senté de un golpe y entonces pude ver lo que hacía, se levantó sin sacar mi pene de su boca y colocando sus dos manos en mis piernas hacia todo lo posible por meter su pene hasta su garganta, lo más profundo que pudiera, estando ahí unos segundos, movió su cabeza en señal de si y no ...
    ... y sentí un placer al punto de casi tener un orgasmo. Ella con arcadas pronunciadas sacó de su boca mi pene y se limpió con la toalla-servilleta del comedor. Se puso de pie y las manos en la cintura, me miró y con una risa de “Qué acabo de hacer” me miró fijamente. Mi pene ya estaba al 100%, grueso, muy erecto, liso, con una que otra vena reflejada. Debido al 15% de iluminación que tenía el cuarto.
    
    Entonces, me levantó de la silla y terminó por desnudarme, fue muy tierna, lo hizo tan suave que mi pene perdió un poco su erección. En ese instante, le di vueltas, la tenia de espalda a mí, pude sentir el contorno de ambas nalgas, pude rodear su cintura con mis manos grandes y anchas, con mis dedos pulgares empecé a masajear la columna vertebral, ella empezó a mover sus hombros en señal de querer quitarse el vestido, empecé a bajar el cierre del mismo hasta el punto de abrirlo a la mitad, luego, lo dejé caer, sin presión alguna ella se dio vuelta, quedando el vestido en el piso. Un sostén blanco, con su hilo blanco, destacaba ante la poca luz.
    
    La llevé a la cama y se acostó, me encimé y con mucho tacto le aparté el cabello de la cara, le besé la frente, las cejas y los ojos, con mi lengua le mojé la sien, ella, con reacción cosquillosa, se retorció y dejó salir un pequeño gemido. Luego de eso, le clave un beso tan rico que mi pene estaba a punto de reventar. Quería penetrarla, pero ese día se la iba a coger un hombre, no un nene apresurado.
    
    Ella agarró mi pene y lo llevo a ...