El vestido azul - Relatos Eróticos

El vestido azul

... corrida, aquel tío había gozado de lo lindo con el magreo que me había pegado. Se la puse brillante a lametazos, luego el me cogió por la cabeza y tomo el mando, comenzó a follarme la boca, me apretaba hasta el fondo, me producía incluso arcadas, pero me tenia en una nube, cuando más me obligaba más disfrutaba. Al rato me levanto, me puso mirando para el escaparate, me echo sobre el petríl, me levanto la falda. Pensé que me iba a comer, pero entonces dio un paso atrás, se abrocho el pantalón, y se saco la cincha. La recogió en la palma de su mano por la hebilla, dejando sobre medio metro sin recoger, entonces me soltó un azote en mis nalgas, yo me puse de pie, entonces el me dijo, "agachate y saca bien el culo, confía en mi", yo muy obediente me coloque como me dijo, entonces comenzó a azotarme, me dio 25-30 correazos, bien dados, yo gemía con cada uno de ellos, mientras el me decía que bajara la voz. Entonces el soltó la correa, la dejo caer en el suelo, se puso detrás y se bajo el pantalón, se rozo con mis nalgas que estaban calientes de los azotes, yo cachonda como una perra, me saco el tanga de la raja del culo y comenzó a rozar la punta de su polla de forma suave, como intentando penetrarme poco a poco. Entonces sentí como se corria, su leche caliente alcanzo mi raja, e incluso sentí como parte me entraba. Pensaba, al final este tío no me folla, pero estaba equivocada, siguió rozando su capullo despacito, como si me hubiera estado dando con lubricante en mi culo. ...

... Sentí de una cornada de una vez, me la había clavado entera, solté un gemido tremendo. Entonces recordé que estaba en la calle, en un pasillo de un centro comercial medio abandonado, intenté levantar la cabeza y mirar por donde habíamos venido, mientras que me estaban enculando de lo lindo, se movía con suavidad, casi me la sacaba entera para volverla a meter hasta que sus huevos chocaban con los míos, entonces alcance a ver en la esquina por la que habíamos girado al entrar, al chaval de la tienda, estaba allí vigilando por si venia alguien, mientras gozaba con la sesión de sexo duro a la que me estaba sometiendo su jefe, entendí que no podía ser su hijo ante aquella situación. Aquel marroquí, simpático, que me había tratado al principio con autoridad y con dureza, de la que obtuve un maravilloso placer, había ido suavizando sus movimientos convirtiéndolos en un suaves caricias por todo mi cuerpo, mientras que por detrás seguía bombeándome sin tregua, me magreaba mi cuerpo, su vestido azul del que me tenia la parte baja subida toda por encima de la cintura, y por la parte superior me había bajado el vestido por debajo de mis hombros, dejando mis tetas de silicona por fuera del vestido dentro de mi sujetador negro de encaje. Acerco su boca a mi cuello, junto a mi oído me susurró, "te voy a preñar", empecé a sentir que mis bragas se mojaban por delante, mi polla estaba goteando leche, me había corrido como una zorra, allí en aquel rincón, mirando para el escaparate con mis manos ...