El vestido azul - Relatos Eróticos

El vestido azul

Era finales de septiembre, llegue temprano aquel día a mi hotel, cerca de la costa en esta ocasión, al aparcar el coche no pude evitar fijarme en una tienda en un pequeño centro comercial. Me registre en el hotel y sin mucho que hacer dije, porque no, voy a dar una vuelta a la tienda a ver si soy capaz de comprar algo.Baje, cruce la calle y entre en la tienda, empecé a mover vestidos en la perchas sin coger ninguno, me daba un corte que ni contar. En eso que se acerco el dependiente, un hombre de mediana edad unos 45 años, de origen marroquí, muy simpático, creo que me vio venir de lejos. Comenzó a darme conversación como si no estuviéramos en una tienda delante de un expositor de ropa de señora. Al poco pase de estar completamente muerta de vergüenza a empezar a bromear con el dependiente con la ropa del expositor. Entonces el cogió un vestido azul y me dijo "este creo que te debe quedar bien", yo me quede mirándolo callado, y entonces dijo, "porque no te lo pruebas". Aún no se como pero lo cogí y me metí en un probador de estos que son dos tablas con un espejo y una cortina que se cierra. Me lo puse y a decir verdad me quedaba genial. Salí del probador y le dije que me lo quedaba. Mientras pasé por caja, hice un reconocimiento total a la tienda, ya había levantado todas mis cartas, no tenía mucho que disimular, la tienda era pequeña, con mucha ropa eso si, y con otro dependiente, un chico joven, también de origen marroquí, su hijo pensé, y porque tiene que ser su hijo ...

... igual es un empleado, en esas estuve entreteniendo mi cabeza mientras me cobraba. Salí a la calle y entre en el hotel, lo deje encima de la cama y mientras que lo miraba, pensaba, que locura, como se me habría ocurrido semejante cosa, vaya impulso loco. En fin, me dí una ducha relajante e intenté recobrar mi rutina diaria. Pensé en tomar un poco el aire en la terraza de la habitación, al abrir y miré al otro lado de la calle y sorpresa la misma tienda en mis narices. Me senté en la silla como si nada, a los cinco minutos pensé, y si me pongo guapa y me pongo aquí a ver si me ve el dependiente. Si me había gustado, o al menos, me hizo levantar una gran expectación, aquello del tamaño de los moros, la educación y el respeto que me había procesado al comprar el vestido........ vaya que si se subía a la habitación me entregaba guarramente a sus deseos más calientes. En definitiva, me fui al baño, me coloque mi ropa interior, mis tetas, unas medias de las que se sujetan con su propia goma, un tanga negro con encaje por delante, mi peluca negra con rizos y por supuesto el vestido azul. Ahora con tetas si que me quedaba bien, de manga corta con un generoso escote formado por dos piezas cruzadas elásticas, con una falda de vuelo que me llegaba un poco por debajo de mis rodillas de color azul eléctrico, me puse mis tacones y fue entonces cuando comencé a pasearme dentro de la habitación, desde la ventana al baño, me miraba y requetemiraba en los espejos de la habitación y en el del baño, ...