1. La putísima madre (capítulo 4)


    Fecha: 15/07/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... bien? –preguntó mi preocupado padre.
    
    —Sí sí sí… tu hijo… me acaba de quebrar.
    
    —Uh, mala cosa. Mantener el saque es fundamental –aseveró mi viejo derrochando conocimientos tenísticos en forma altiva.
    
    En ese momento yo también exploté en un manantial de leche.Le llené le orto a la puta.
    
    —Bueno querido… acabamos –le comentó mi vieja instantes después, en medio de un gran suspiro y mientras la leche le salía a chorros por el ojete.
    
    —¡Cómo! ¿No iban a ser cinco? –replicó mi padre.
    
    —Sí, acabamos el tercero –pero en unos minutos seguimos –respondió mi madre.
    
    —¿Y te ganó el tercer set el nene? ¡Nene! ¿me escuchás? ¿Le ganaste el tercero?
    
    —Si pa, le rompí le culito je je –le dije sumándome definitivamente al perverso juego de mi vieja.
    
    —Ja ja, te hacés el vivo con tu madre porque no tiene idea de esas cosas, si me dejás practicar unos días te doy una paliza. Y vos mujer… no dejes que el pendejo atrevido te tome el pelo. No juegues más.
    
    —Es que es adictivo esto, querido, no sabés, ahora que empecé ya no puedo parar –exclamó mi putísima madre.
    
    —No embromes, ¿qué le ven de divertido? Es una maza. Yo no sé cómo tu hijo puede estar tanto rato con eso, yo no podría.
    
    —Ya sé querido, eso lo tengo bien claro –dijo mi vieja, ...
    ... tras lo cual se despidió de su amado esposo, cortó el teléfono y se volvió a montar en mi verga dispuesta a arrancar con el cuarto set.
    
    El viernes nos repetimos en un sinfín de polvos. El olor a incesto impregnaba cada uno de los ambientes de la casa, y el único que parecía no percibirlo era mi padre. Cada vez que nos podíamos librar de él, me cogía a mi madre como si fuera la última vez. Y cuando estaba presente nos complacíamos en practicar el morboso juego de besarnos y manosearnos cada vez que el cornudo cometía el descuido de darnos la espalda. Ese día, lo único que hice, aparte de cogerme a mi vieja, fue salir a comprar un juego de tenis para mi consola… por las dudas.
    
    Esa noche me acosté a dormir exhausto de pura felicidad, augurando lo que me podía deparar el día siguiente, en el cual volveríamos a la heredada casa de la lujuria para pasar el fin de semana. Mi padre seguramente pensaba repetir el descanso, la tranquilidad y la lectura, y mi madre y yo las memorables culeadas que nos estábamos regalando a cada rato.
    
    Sin embargo, conociendo el final de la historia, les juro que si pudiera retroceder el tiempo hasta aquel pletórico momento, sin duda elegiría quedarme estudiando todo el fin de semana con mi novia.
    
    CONTINUARÁ... 
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