1. La putísima madre (capítulo 4)


    Fecha: 15/07/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... ver a mi viejo tragándose mi semen.
    
    Luego del rápido, furtivo y agitado polvo, nos acomodamos nuestro vestuario y volvimos a la sala con los cuatro platos servidos. En ese momento mi mente voló: imaginé que sorprendíamos a mi viejo garchándose a mi novia como yo lo había hecho hacía instantes con su mujer. Imaginé a mi novia tirada sobre la mesa y a mi padre montado sobre ella arremetiendo furiosamente contra su tierna conchita. La idea me excitó demasiado, pero la fantasía duró sólo los pocos segundos que tardamos en cruzar la entrada de la sala. Allí sorprendimos a mi viejo, pero explicándole a mi novia la técnica para lograr un buen saque liftado.
    
    —Mmm, qué rico que se ve ese postre, ¿qué es? –dijo mi padre interrumpiendo su tediosa exposición tenística.
    
    —Riquísimo sí, es pastel de leche –le contestó mi morbosa madre poniendo un encriptado énfasis en el final de la frase.
    
    —Uhh, qué buena pinta que tiene, ¿receta nueva? –preguntó mi ingenuo padre.
    
    —Sí, si te gusta te lo puedo preparar seguido –respondió su cínica esposa.
    
    Al mismo tiempo que se devoraba el rico postre que le había preparado su mujercita, mi padre nos hizo la formal invitación para repetir la estadía en la casa de la playa el fin de semana. Mi novia era la invitada de honor esta vez. A ella le encantó la idea, sin embargo tuvo que excusarse:
    
    —¡Ufa! Si no tuviera tanto para estudiar –lamentó haciendo pucherito con su boca.
    
    —Ay pero no te preocupes, querida, ya habrá otra oportunidad ...
    ... –le dijo mi vieja en un falso gesto de consolación.
    
    Yo me enfrentaba a una difícil decisión: quedarme con mi novia ayudándola a estudiar todo el fin de semana o ir con mis papis a disfrutar del sol, la playa y el cuerpazo de mi madre. ¿Qué creen que elegí?
    
    El jueves ya no volví con mi novia. Me disculpé argumentando que debía quedarme colaborando en casa (lo que, en cierta forma, era verdad).
    
    —No te preocupes amor, ya me ayudaste suficiente –me dijo mi comprensiva compañera de vida.
    
    Entonces me quedé al acecho, preparado para atender las necesidades de mi vieja todas las veces que fuera necesario.
    
    Comenzamos temprano. Ni bien mi padre se marchó hacia su trabajo, no esperé ni a que se desvaneciera el ruido del motor de su auto para guardar mi pija en el orto de su mujer. Fue una jornada de sexo maratónica. Recorrimos casi todos los ambientes de la casa cogiendo como conejos. Le di en la cocina contra la mesada. En las escaleras. En el baño. Entre los pastizales del fondo que nunca llegué a cortar. En el sofá del living. Todo el día cogiendo. ¡Qué hermosooo!
    
    Como si no hubiéramos tenido suficiente durante el día, esa noche mi viejo acudió a su partido de tenis semanal. Ya estarán adivinando lo que sucedió durante su ausencia… sí, adivinaron. Apenas se ausentó mi padre, mi vieja me tomó de la mano y me arrastró corriendo escaleras arriba hasta su habitación. Mientras trepábamos los escalones nos fuimos quitando la ropa y besándonos en forma tan desordenada como ...