1. Desvirgué al malandrito heterosexual


    Fecha: 07/05/2021, Categorías: Gays Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues

    ... lentamente, por toda la oreja, hasta que llegaba al lóbulo y se lo chupaba un poco, después intentaba meterle la lengua en el oído y al hacerlo él se estremecía y lo disfrutaba más porque arqueaba sus caderas. Fui bajando un poco hasta llegar a su cuello. Para lamérselo bien, lo tomé fuerte del cabello. — ¿Te gusta? Asintió. Comencé a succionarlo un poco con cuidado de no dejarle chupones, se lo mordía, de un lado, del otro, lo besaba, le mordía ambas orejas, hasta que fui bajando poco a poco y mientras besaba su espalda se excitaba más porque se movía de un lado a otro, como si no aguantase la excitación, como perra en celo. Me separé un poco y llegué a donde quería: su culo. Lo tenía redondito el coño e su madre ese. Obvio, si jugaba futbol a menudo. Al estar allí, le respiré por encima de un lado a otro, luego se las abrí por completo y soltó un leve gemido, casi inaudible. Él era blanco, quemado por el solo, pero en sus partes intimas blanco. Y tenía las nalguitas casi lampiñas, solo las cubrían una ligera capa de vellos súper delgados, cosa que a mi parecer, lo hacía más excitante. Empecé a abrírselas y cerrárselas mientras las seguía respirando, olía a macho, a sexo puesto que hace dos horas le estaba mamando el guebo. Decidí lamérselas poco a poco y así lo hice. Primero le mordí una, luego la otra, y después se las abrí lo más que pude y le pasé la lengua alrededor del culo lentamente, pero con bastante saliva. Él solo suspiraba, aunque ahora más alto que antes. No me ...
    ... aguanté y comencé a chupárselo, succionaba como si la vida se me fuese en ello. Mordía, metía mi lengua y escupía de vez en cuando. Evité preguntarle si le estaba gustando porque me respondió en el segundo en que puso sus dos manos en mi cabeza. — Ahhh. Ayy, uff, ahhh. Solo emitía sonidos, no decía palabras concretas, pero para mí eso era perfecto. Me separé y me le acerqué un poco al oído. — ¿Qué tal? —pregunté. — Demasiado bueno chamo. ¿Dale otro ratico si va? — Ahh, pero cómo te gusta… — Cállate, bruja. Por unos minutos lo complací. Le empecé a dar nalgadas y eso como que lo excitó más porque ahora sus gemidos eran más fuertes. Y yo feliz. Me sorprendió cuando habló. — No aguanto, menor, métemelo. —dijo con una carita de desesperado, que si lo hubieran visto se morirían de risas. Sonreí un poco. Se puso serio. — ¿Te estás burlando, verdad? — No, obvio que no, sino que… — No, chamo, esto no puede estar pasando, yo mejor me voy de aquí, porque si… —dijo, como recapitulando lo que había pasado. — Como tú quieras. —dije, sin molestia ni nada. Comenzó a agarrar sus cosas y fue a buscar la puerta, pero aun estaba desnudo. — ¿Y vas a salir así? —pregunté viéndolo de arriba abajo. Se vio a sí mismo. Estaba como nervioso, como alterado, exaltado. Su respiración aun era rápida. Casi que hiperventilaba. — No pana, me vas a volver loco, esto no puede pasar. — Bueno, está bien, pero vístete. —dije pero se quedó paralizado, inmóvil, viéndome y viéndome el guebo. Luego soltó la ropa en ...
«12...567...»