1. Perversión de una embarazada fumadora


    Fecha: 06/05/2021, Categorías: Hetero Autor: Lucyfer, Fuente: CuentoRelatos

    ... embarazada resulta muy vulnerable. También podría dañarla a ella, incluso matarla, ¿no?
    
    -¡Vamos!
    
    ¡Definitivamente decidí mandarlo todo a la mierda! Que fuera lo que Dios quisiera.
    
    Comencé a embestirla con empellones realmente brutales, mucho más violento que lo que había estado haciendo hasta ese momento. Se supone que una mujer en su estado sabe hasta dónde puede llegar. Quizá las creemos erróneamente más frágiles de lo que realmente resultan. Quise agarrarme a eso.
    
    -¡¡¡SÍ!!!... ¡¡¡SÍ!!!... ¡¡¡ASÍ!!! ¡¡Sácame al bastardo por la boca!!
    
    Ya era pura ira y rabia lo que me provocaba. Realmente la embestía con toda la fuerza de que era capaz y el deseo perverso de provocarle un aborto espontáneo.
    
    -¡¡¡ASÍ!!!... ¡¡¡ASÍ!!!... ¡¡¡MÁS!!!... ¡¡¡MÁS!!!... Ya te he dicho que no sé qué hacer con este mierda que llevo en la barriga. ¡¡Dame con todas tus fuerzas!! Me importa una mierda perderlo.
    
    Fue fantástico. Nunca en mi vida me había corrido con tantas ganas. Aquella zorra me proporcionó el mayor y más apoteósico orgasmo de que hubiera conocido. Después entendí que mis reflexiones debían resultar acertadas. No son tan vulnerables las preñadas como creemos. Ella lo sabía y jugaba con eso. Me provocaba insultándome y sacaba de quicio sabiendo que la sangre no llegaría al río. Era así. ¿No?...
    
    -No has parado en toda la noche –observé, que no recriminé, cuando alargó la mano para tomar paquete y mechero y, recostada sobre mi pecho en el lecho, llevarse otro ...
    ... Marlboro a los labios. ¿Cuántos cigarros de has fumado?
    
    -No sé –respondió sonriente-… el paquete que llevaba estaba casi entero. Lo que le quedase, lo que falta de éste y los que me han dado.
    
    Reí entre dientes.
    
    -Qué vicio.
    
    Apoyó su cara sobre mi torso, mirando hacia los pies de la cama.
    
    -¿Te molesta el humo?
    
    -Sí.
    
    No había necesidad de mentir para no molestar. Ya habíamos superado ese nivel. Supe que sonrió sin necesidad de verla.
    
    -¿Por qué?
    
    -No soy fumador.
    
    -¿Nunca lo has sido?
    
    -No.
    
    Se irguió un tanto apoyándose con un codo sobre mi pecho. Tras dar una profunda calada, me lanzó largamente el humo contra la cara. ¡La adoraba cuando hacía eso! Conseguía hacerme hervir la sangre.
    
    Rio divertida, acercando su mano a mi rostro para llevar el cigarrillo a mis labios.
    
    -Vamos –me incitó al ver que no accedía a la invitación-. Lo estás deseando.
    
    -En absoluto.
    
    Nueva calada. Nuevamente el humo lanzado contra mi cara.
    
    -El tabaco es bueno. Fumar es algo maravilloso. Lo adoro… Pronto tú también serás fumador empedernido.
    
    -¿Por qué piensas esa chorrada? Soy un chico deportista. Odio el tabaco.
    
    Rio deliciosamente.
    
    -Lo odiabas –respondió acercándome de nuevo el cigarrillo a los labios-. Te fascino… te he cautivado total y absolutamente.
    
    Sonrisa.
    
    -No sólo me gusta fumar. También me excita y pone muy cachonda atraer a la gente al tabaco y hacerla caer en sus garras.
    
    Humo contra mi cara. La boquilla del cigarrillo apoyada en mis ...