El naufragio del amor - Relatos Eróticos

El naufragio del amor

... completo su panocha, las cienes le empezaron a pulsar velozmente, hacia bastante tiempo que no disfrutaba de una chica así que su potencial estaba más que recargado, visiblemente excitado beso el áspero pelambre y aspiro el delicioso aroma femenino, era demasiada tentación para resistirla, saco de entre sus ropas con manos temblorosas la caliente barra que había crecido instantáneamente al llamado de la tentadora hembra, como pudo evadió el resguardo de su calzón y lo apunto en la vagina apenas alcanzo a introducir la testa cuando minerva se movió, Rolando se levantó de inmediato y dando la espalda coloco su verga en su lugar. Después volteo queriendo aparentar sorpresa, pero Minerva continuaba inconsciente, una nueva oportunidad, pero ahora dejaría a un lado todo aquello al mirar su rostro y constatar la belleza de la dama de nuevo se postro de rodillas ahora frente a su rostro.

—¿qué tiene de malo respiración de boca a boca?

Nada, así que ahora se agasajaba besando con toda ternura aquella deliciosa boca, tanto como el desmayo de Minerva se lo permitió de pronto Minerva volvió en sí y observo el rostro del joven pegado al suyo. Se movió para advertir que había despertado.

—qué bueno que despertó señora porque debo auxiliar al señor.

Cosa que no fue necesario porque en ese momento despertó Alejandro.

—¿Qué paso donde estamos donde está el barco?

—la verdad no tengo idea donde estamos, la barca naufrago y está hecha pedazos.

—¿y cómo vamos a largarnos de ...

... aquí?

—no tengo la menor idea depende del tiempo en que se descubra la desaparición de mi embarcación.

Desde ese momento nació una antipatía entre Alejandro y el joven pescador.

—tiene que hacer algo.

—en las condiciones en las que nos encontramos me pregunto ¿Qué hago? Realmente lo único que podemos hacer es esperar a que vengan a rescatarnos.

Alejandro lo miro y meso su cabello desesperado, no podía reclamar después de todo era su culpa estar en esa condición.

—ya recorrí el lugar es un pequeño islote, pero no recuerdo conocerlo, les sugiero que tratemos de acondicionar algo para resguardarnos, aparentemente no hay animales peligrosos.

—vamos a buscar que comer como prender un fogón, por fortuna traigo un encendedor que acababa de comprar.

Si había algo que le molestaba a Alejandro era el hecho de depender de aquel mocetón.

Aquel primer día comieron algunos frutos que encontraron en el lugar y Rolando pesco algo y comieron satisfactoriamente, cuando Alejandro observo como Rolando afilaba una vara nunca imagino que gracias a ella comerían de aquel carnoso pescado. 15 días que Alejandro iba marcando en un roca y la rutina era la misma dependiendo todo el tiempo de lo que Rolando proveía, aquella estrecha convivencia provoco que Minerva y Rolando entablaran amistad, amistad que fue desagradando a Alejandro, pues las atenciones que Rolando procuraba a su mujer eran demasiados “amables” según él, Minerva cada vez se mostraba más cercana a Rolando, esa ...