El naufragio del amor - Relatos Eróticos

El naufragio del amor

... momento olvido su tormento y disfruto en todo su esplendor de aquel hermoso sitio.

El tiempo corrió tan rápidamente que Minerva sintió nostalgia de abandonar aquel pequeño paraíso.

Rolando se hiso presente para avisarles que debían partir ya que le tiempo no auguraba nada bueno y era prudente el regreso.

Se veía todo tan en calma, las azules aguas del mar delataban la presencia de hermosos peces de muchos colores.

—la verdad no parece que vaya hacer mal tiempo mire que sol que aguas tan hermosas.

—el tiempo es muy engañoso mi señor y cambia de manera súbita.

—pues no le creo y sabe me gustaría que nos internáramos mar adentro.

—creo que no me entendido.

—¡pero claro que entendí! ahora usted entienda que le voy a pagar quizá por un par de horas más al doble.

La oferta fue tentadora y el joven Filipino terminó por aceptar, así la pequeña embarcación se internó mar adentro, sin embargo no había transcurrido media hora, cuando el cielo se oscureció súbitamente, fuertes vientos provocaron que la pequeña nave casi volara mar adentro, una lluvia intensa se precipito casi por una hora, Rolando luchaba por mantener a flote la embarcación, dentro de en un pequeño camarote, Alejandro sufría el miedo por aquel fenómeno natural, del cual no sabía cuáles serían las consecuencias, trataba sin lograrlo mostrar aplomo delante de Minerva, esta se mostraba excesivamente nerviosa. Fuerte tormenta eléctrica término por arrojar a Minerva a los brazos de su marido, ...

... enseguida un fuerte golpe los lanzó de sus lugares perdiendo el conocimiento. De forma milagrosa, la pequeña embarcación fue lanzada a un islote, y al llegar a sus orillas choco con una roca destruyéndola por completo, por fortuna los tres tripulantes estaban ilesos, desgraciadamente perdieron víveres y ropa en su naufragio.

La mañana siguiente los sorprendió tirados en la playa, ataviados con sus ropas de playa. Rolando fue el más favorecido pues llevaba su pantalón pescador y una playera Alejandro solo su pantaloncito de nadar, Minerva traía un traje de dos piezas que mostraban más de lo que podían ocultar, Rolando llego junto a ellos que aún permanecían inconscientes, joven al fin y viendo lo suculento de la bella Minerva decidió atenderla a ella, Minerva estaba boca arriba, con una pierna encogida pero ambas abiertas totalmente, después de observar sus enormes tetas fijo su vista en el abultado triangulo de su bikini la tupida felpa logro evadir el resguardo del bikini, quizá por lo abierto de sus piernas pero sus negros pelos escapaban en la sensual prenda.

—que mujeron me voy agasajar ahora que esta inconsciente porque será difícil que llegue a tener una hembra de este calibre.

25 años acompañaban al joven pescador siempre metido en el mar poco disfrutaba de las delicias femeninas.

Confiado en lo vulnerable de la condición de la hermosa mujer, Rolando se hinco en la arena entre las piernas de Minerva, jalo con firmeza el resorte de su calzón y descubrió por ...