1. El naufragio del amor


    Fecha: 29/04/2021, Categorías: Masturbación Autor: kaliman, Fuente: CuentoRelatos

    ... escultura, estaba completamente desnuda. Rolando aun dudaba en tocar aquel manjar tan delicioso, y que tan generoso se entregaba a él.
    
    En la otra choza, Alejandro acometido por diversos sentimientos, tal vez por su propia frustración, le parecía escuchar la respiración de su mujer entregada a su nueva pasión, sin poder evitarlo, dado que cada suspiro de Minerva se convertía en una puñalada para su atormentado corazón, sintió correr sobre su rostro gruesas lágrimas, una tras otra sin poder consolarse.
    
    Rolando al fin se atrevió a tocar a Minerva que al sentir la tibia temperatura de sus manos, su piel se estremeció erizándose súbitamente.
    
    Rolando no era un improvisado amante, y tocaba intermitentemente sitios claves de la anatomía de su hermosa compañía.
    
    Mientras continuaba con sus ardientes besos, frotaba con su mano su terso vientre, casi hasta su zona íntima y de pronto sobre el mismo hacia una “caminata con sus dedos” ampliando con ello aún más su deseo.
    
    Por fin poso su mano en la zona púbica, jugueteando con su hirsuto bello, después simulo remolinos con su dedo haciendo círculos sin tocar su vagina y espero paciente a que Minerva, presa de deseo elevara su pubis semejando pequeñas embestidas.
    
    Era síntoma de inequívoca excitación, Rolando dejo quieta su mano justo en la espesa maraña, con estudiada lentitud deslizo su dedo mayor y lo interno dentro del húmedo canal haciendo que a Minerva se le escapara un gemido que no escapo a los oídos de ...
    ... Alejandro.
    
    —ouch.
    
    Rolando acompaño aquella acción aumentando la intensidad de sus besos, batió el dedo dentro de Minerva mientras ella agitaba con fuerza sus caderas, la mano de Rolando no tardo en estar encharcada, sumergido hasta el fondo haciendo gancho con el dedo froto con maestría la zona rugosa de la vagina.
    
    —ya mi amor por favor.
    
    Suplica de ardiente deseo fue la voz de Minerva, convencida de albergar en sus entrañas al amor de su vida.
    
    Rolando estaba desnudo con su tieso tolete estirado al máximo, listo para aquella copula que lo llevaría muy cercano a la gloria.
    
    Levanto las piernas de Minerva con una delicadeza digna de una diosa, la mantuvo sujeta de los tobillos y se colocó tras de ellas, abrió por completo sus compas y dirigió su vigorosa tranca a la entrada del paraíso.
    
    Minerva sacudía sus caderas al sentir el contacto con la dura y caliente barra de su amado, era una muestra de ansiedad, ansiedad que le provocaba el ayuno al que su panocha estuvo obligada debido a la inapetencia de su marido.
    
    De esa manera cuando la cabeza del duro tolete se internó entre sus labios emitió un quejido lastimero y gozoso que se reflejó al apretar sus puños.
    
    —te dolió mi amor.
    
    —no cariño me hiciste sentir… delicioso.
    
    Rolando dejo caer su cuerpo encima de ella y con ello enterrando su coloso hasta la raíz al chocar con los labios abiertos de la vagina, después de esto todo se convirtió en un mar de sensaciones el continuo e intenso bombeo de Rolando alerto por ...