El naufragio del amor - Relatos Eróticos

El naufragio del amor

... golpearlo lo sometió y lo dejo tirado en suelo.

—-de aquí en adelante la voy a ver cuándo se me dé la gana y si no lo entiende tendré que golpearlo de nuevo, entendió.

—Ahora lárguese que no terminado de hablar con Minerva.

A partir de aquel instante Rolando se convirtió en la sombra de Minerva atento a todas sus necesidades ya no les faltaba comida ni al mismo Alejandro que de principio no quería probar alimento, pero vencido por el hambre y su torpeza para conseguirla tuvo que doblar las manos.

Una mañana, Minerva y Alejandro salieron con dirección al riachuelo del islote, era un día soleado, a esa hora el calor ya era intenso y Minerva quiso aprovechar y darse un baño, Rolando fue a buscar a Minerva y encontró la choza vacía.

Intuyo el rumbo de la pareja y decidió ir tras ellos, una gran curiosidad se apodero de él y decidió que su presencia no se notara, Alejandro reposaba sentado en una gran roca, Minerva tomaba su baño en algún lugar lejos de su marido, acostumbrado a aquellos menesteres logro burlar a Alejandro. Era una pequeñísima cascada donde desnuda Minerva se aseaba, el cristalino liquido recorría su cuerpo dando una brillantez hermosa a cada una de sus sinuosas curvas, sus lindos senos tomaban una dureza exquisita al contacto con el agua su liso vientre hacia patinar el agua que se frenaba al llegar al hirsuto bello vaginal, desde su escondite Rolando la contemplo a saciar, sus ojos destellaban el fuego del deseo reprimido por aquella linda ...

... mujer.

La lucha por la hembra había dado principio, Rolando tenía ventaja sobre Alejandro lo dominaba no podía oponerse y si había problemas entre ellos el tomaría ventaja de esa situación.

Ya dominaba el sitio a su antojo, así que se las arregló para regresar primero que ellos, y preparar algo para desayunar.

Minerva cada vez se veía más atraída por el joven pescador con quien ya departía aun en contra de lo ordenado por su marido.

Seis meses habían transcurrido desde el naufragio y aquello que tanto temía Alejandro por fin se dio.

Rolando logro granjearse la voluntad de Minerva gracias a sus atenciones a su preocupación por protegerla, con él a su lado no sentía preocupación por si era rescatada o no, la búsqueda fue intensa, pero el desconocimiento de aquel lugar que ni siquiera aparecía en el mapa dificulto al máximo la búsqueda ya no tan intensa.

Fue por la mañana después del desayuno cuando Rolando invito a Minerva a pescar junto con él.

Acepto sin siquiera voltear a ver a Alejandro. Ahora lucía una enorme hoja como vestimenta, el traje de baño había pasado a la historia, pero aun “vestida” tan al natural lucía sumamente hermosa, lejos de ella el maquillaje era un atuendo que no necesitaba. Sentía una felicidad que creía lejana al lado de aquel humilde joven. Corrían como niños a lo largo de la playa hasta detenerse a descansar, Rolando considero que era necesario arriesgar el todo por el todo, el inmenso cariño que Minerva le provocaba le daba valor para ...