1. Djamel, de humilde lacayo a calenturiento amante


    Fecha: 28/04/2021, Categorías: Infidelidad Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... Djamel me mamaba el culo a sorbotones y metía continuamente dedos hasta que pudo clavar su lengua en el interior, mientras yo le sobaba los huevos con mis manos y su polla con la boca, la vi crecer, la vi enrojecerse pasando de un rojo a morado, rezumaba presemen que iba saboreando y tragando, hasta que noté que hacía movimientos para correrse y le di dos cachetadas a sus nalgas y levanté violentamente mis piernas, haciendo que se saliera de encima de mí.
    
    Levanté las piernas, se las puso en sus hombros y encajó mi culo a sus genitales, noté la rozadura suave de su polla en mi entrada y por todo el perineo y me distendí para que se colara hacia adentro de mí. Como si lo hubiera entendido metió su polla en mi ano y empujó, no hice ningún movimiento para notar su polla penetrando mi culo y una vez dentro comenzó sin esperar su mete y saca tan magistral que me producía espasmos de placer desde el primer instante. Fue electrizante la operación y el mismo Djamel estaba fuera de sí, más para dar placer que para tenerlo y se derramó en mi interior. Inmediatamente, sin espera, me corrí y alcancé a su abdomen y luego mi polla se volcó en contra mía derramando sobre mi pecho. Nos mantuvimos un instante sintiendo nuestro placer individualmente aunque unidos. Yo grité y grité sin importarme la gente que pudiera haber en otras habitaciones. Era mi turno de placer.
    
    Para manifestarme su felicidad Djamel se echó sobre mí como quien cae de un quinto piso y encajó su boca en la mía, ...
    ... estaba como muerte del gusto de haberme follado, y nos enzarzamos en un permanente beso, trenzando nuestras piernas para que nuestras pollas volvieran a revivir. Así ocurrió y seguimos revolviéndonos uno al otro con nuestros cuerpos arremolinados y gozábamos por cómo sentíamos ese momento de placer que invita a meter mano, pero nos aprisionamos nuestras pollas entre abdómenes para que el semen de ambos a poca diferencia de tiempo escapara a sus anchas y protegido.
    
    Así pasamos gran parte de la noche. Solo tres horas nos quedaron para dar una cabezadita ambos juntos y dormimos abrazados. Nos esperaba una gran tarea ese día. Nos despertaron a la hora convenida en recepción. Nos duchamos, salimos en dirección a la casa de Marcelino.
    
    Ante Marcelino, repetí mis quejas ya dichas el día anterior y le conminé con excesiva seriedad, atrevimiento y vehemencia a que fuera sincero conmigo o me lo dejaba. Entonces, sin referirle nada de lo que yo sabía, él mismo me habló de sus negocios ilegales. Le aseguré que lo iba a arreglar, aunque oficializar todo eso costaría mucho dinero, sobre todo para permitir demoras y aplazamientos. Me indicó que podía hacer lo que me pareciera más conveniente, lo tenía comiendo en la palma de mis manos como bulldog domesticado, y me preguntó que tenía que hacer él, entonces le dije:
    
    — ¿Tú?, nada; mándame todo, absolutamente todo, yo me llevo a Djamel porque me va a ayudar, será parte del lote que me corresponde por honorarios y el trabajo extra que todo ...
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