1. Djamel, de humilde lacayo a calenturiento amante


    Fecha: 28/04/2021, Categorías: Infidelidad Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Parece que me porté bien con Marcelino, porque sus negocios mejoraron considerablemente en mi poder. Fueron, según dijo, más rentables que nunca. Aprendí de mi padre que cuanto más ganen mis clientes mejores son mis comisiones y procuro que ganen mucho.
    
    Claro que sí. Este Marcelino, a pesar de su pasión en el sexo y lo delicado de su casa y sus cenas, era tan común como el más ordinario de los clientes que tengo. Pretendió hacerme creer que había dejado sus negocios en mis manos, pero no era mas que una mínima parte. Quería probarme y lo supe desde que me dio su tarjeta para que llegara a su casa. Pensé que se había informado sobre mí y acerté. Le seguí la corriente como es habitual que haga con los nuevos clientes y cayó en mis garras. Mis nuevos clientes buscan siempre al mejor postor que les pueda asegurar el mayor rendimiento, yo busco dejarme engañar apenas vislumbro que están bien informados.
    
    A Marcelino le resultaron muy bien sus negocios conmigo. No quería manifestar que estaba muy contento, pero yo le manifesté lo que había perdido por desconfiar:
    
    — Tú querías ver cómo te funcionaria conmigo siendo así que llevas dos años perdiendo dinero, pero eso es lo que te dicen, porque con tu capital fluctuante y con tu respaldo es imposible perder; has perdido un 3% de tu capital y conmigo, con la miseria que me has dejado, has recuperado con creces lo que has perdido con ese Martínez, ni que fuera intocable.
    
    — ¿Cómo sabes todo eso?
    
    — Marcelino, yo me dedico a ...
    ... esto; si no supiera todo lo que les pasa a mis clientes, perdería vuestra confianza; pero si no tengo la confianza plena de mis clientes, no me interesan. A mí no me podéis dejar bocaditos poco a poco según vuestras pérdidas. Yo tengo agentes a los que tengo que abonar su correspondiente comisión, no puedo darles bocaditos porque en esto consiste la confianza mutua, el trabajo y las ganancias. Has de cambiar tu actitud.
    
    — ¿Qué puedo hacer yo para...?
    
    — ¿Tú? Nada has de hacer, firmar estos papeles y yo me hago cargo de todo lo tuyo; a ti nada van a decirte, será a mí a quien le digan «hijo de puta»; como no les falta razón, me lo paso por mi pichula; entonces se enterarán que ya sabes lo que han hecho con tu dinero y lo que te han robado, ni te dirán nada, se les va a arrugar la polla.
    
    — ¿Podremos recuperar algo?
    
    — Porque yo tengo datos de tu dinero, quizá sí, ya que no coincidirá, estoy seguro, con las cuentas que te han presentado; pero tú, follando por aquí y jodiendo por allá, vas perdiendo tu dinero como si lo cagaras.
    
    — Mira, quiero que entiendas…
    
    — Si yo soy el que te entiendo desde el primer instante en aquel tren, el que no entiendes eres tú, que pensaste «a este maricón lo jodemos y lo dejamos tocando castañuelas».
    
    — Disculpa, tienes razón… ¿qué puedo hacer por ti?
    
    — Tomarte con seriedad tu dinero y tus propiedades o acabarás pidiendo limosna.
    
    — ¿Dónde firmo?
    
    — Te he dicho que te tomes en serio las cosas; te sientas, lees y si quieres ...
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