1. Buscando la mujer 10: las usadas


    Fecha: 31/03/2021, Categorías: Confesiones Autor: Horny, Fuente: CuentoRelatos

    ... requería, apretándome, amasándome, haciéndome sentir un objeto sexual. Luego agarró mi verga entre sus tetas y comenzó a moverse verticalmente, pajeándome entre ellas de manera que al bajar me daba un lametón en la punta. No tardé en correrme agarrándola por el pelo, derramándome en su cara y tetas.
    
    »Me llevo casi a rastras hasta su cuarto después. Me daba un poco de asco chuparle el coño… quien sabe con cuantos hombres se habría acostado y si era o no aseada así que me limité a hacerle un buen dedito y a chuparle las tetas después de limpiarle la lefa con el primer trapo que encontré a mano. Se corrió escandalosamente en mis dedos y para ese momento estaba empalmado de nuevo así que me puse un condón y sin mayores preámbulos se la metí hasta el fondo. La verga casi me bailaba allí adentro pero igual se sentía bien y ella se movía como una loca. Alcancé a sentir los últimos latidos de su orgasmo. No bien se repuso se dio la vuelta y se abrió las nalgas invitándome a penetrarle el culo. Me pareció la mejor alternativa dadas las circunstancias, la bombee por allí hasta terminar casi al tiempo. Luego me vestí mecánicamente y me fui. Tuve que usar suéter de cuello alto toda la semana gracias a los moretones que me dejó. La volví a ver un par de veces y aún conservo su número por si acaso, aunque sea para recomendarla a algún amigo necesitado.
    
    La terapia terminó por ese día, Santiago se fue temprano de mi consultorio pues al parecer tenía una cita romántica con su nuevo ...
    ... prospecto, o más bien con su nueva víctima.
    
    Otras causas de profundo desengaño fueron el tamaño de los senos, el color de los ojos, la estatura, el lenguaje ordinario de la que sería su suegra, el mal gusto para vestirse, las piernas gordas, las piernas flacas, muy lanzada en la cama, muy fría en la cama, negarse a comprarle palomitas de maíz en el cine, ser mala cocinera, muchos novios anteriores, pocos novios anteriores, no devolverle un libro el día indicado, y así.
    
    Santiago dejó todas sus relaciones empezadas. Pese a la intención de acercarse al lado positivo, una y otra vez se empantanaba en lo negativo. Por ver el árbol no veía el bosque. Como decía Gibrán: "Los hombres incapaces de perdonar a las mujeres sus leves defectos, nunca conocerán sus grandes virtudes".
    
    Después de unas vacaciones de diciembre me llamó para despedirse porque la empresa lo había trasladado a Nueva Zelanda. A los cuatro meses recibí una postal donde relataba haber conocido a una francesa que parecía reunir, al fin, los requisitos esperados. Nunca más supe de él. Es probable que la franchuta haya sido reemplazada por otra más "anglosajona" y que aún deambule por la realidad virtual de sus deseos tratando de alcanzar lo imposible. El pronóstico de los perfeccionistas afectivos como Santiago es poco halagador. De manera similar a los protagonistas de la obra de Samuel Beckett,Esperando a Godoy, quien es muy exigente en el amor, se pasa la vida aguardando a un personaje que no llega jamás y que ...
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