1. Anita de tus deseos (capitulo 5)


    Fecha: 25/11/2020, Categorías: Anal Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... padre. La casa de Madrid es grande y aunque normalmente a mi padre le gusta tener contacto físico conmigo, lo cierto es que normalmente hay una separación física entre ambos. Aquí no. La autocaravana es tan estrecha que cualquier cosita que hacemos entramos en contacto, nos rozamos y mucho, y me encanta. Me encanta que me roce el trasero cuándo pasa de un lado a otro, que me lo toque cada dos por tres, que me ponga las manos en las caderas, en definitiva: que me meta mano. Desde luego a papá no hay que animarle y yo estoy en una excitación constante.
    
    —Esta noche va a hacer frío, —dijo papá.
    
    —Sí, se nota fresco ya.
    
    —Voy a encender el generador para poner la calefacción.
    
    —Si no quieres, por mí no lo hagas papá. He traído un polar.
    
    —Ya, pero es que yo prefiero tenerte a mano sin el polar, —dijo riendo.
    
    —Pues entonces sí: pon la calefacción. Me apetecía cenar fuera bajo todas estas estrellas.
    
    —No hay problema: cenamos fuera y te meto mano dentro.
    
    —Genial.
    
    Mientras preparaba la cena, papá conectó el generador y sacó la mesa y las butacas. Fue muy agradable, cuándo terminamos y apurábamos nuestras copas de vino, papá apagó todas las luces y nos quedamos un buen rato bajo la formidable bóveda estelar de una limpia noche sin luna.
    
    —Cuándo entremos te voy a tener que poner la mordaza, —dijo papá mirando hacia la parte alta del aparcamiento dónde los ocupantes de varios coches tenían organizado un ruidoso botellón.
    
    —Genial, —dije entusiasmada. En poco ...
    ... tiempo me había aficionado a todo lo que se le ocurría a papá—. Pero con el ruido que están haciendo…
    
    —Ya, pero cuándo se callen, por la noche se oye todo. La verdad es que me da igual, lo que quiero es tenerte amordazada.
    
    —¡Ah! Pues entonces ya está, —me quedé pensativa unos segundos y continué—. ¿Sabes una cosa que me gustaría papá?
    
    —Dime.
    
    —Poder vivir cómo una pareja normal.
    
    —Ya lo hacemos.
    
    —No, no lo hacemos porque somos padre e hija y los vecinos nos conocen, ya sabes.
    
    —¿Y qué quieres, que nos cambiemos de casa?
    
    —Y de ciudad, y de país: eso ya sería la pera, —papá se echó a reír.
    
    —De ciudad y de país no es posible. Cómo estoy en el banco estoy bien: casi tengo un horario fijo y gano mucho dinero. Nunca he querido ascender más porque entonces tendría que vivir para el banco y yo necesitaba tiempo para tu madre, y ahora para ti. Pero lo de cambiar de casa si es posible.
    
    —¿Sí? —pregunté visiblemente interesada.
    
    —Sí, de hecho, somos propietarios de varias viviendas, lo que pasa es que no son unifamiliares: para jugar contigo necesito que lo sea.
    
    —¿Y si compramos otro chalé?
    
    —El lunes voy a traer un listado del banco. Podrías dedicarte a mirarlos a ver si encuentras algo apropiado al otro lado de Madrid.
    
    —Y esas casas que dices que tenemos ¿dónde están?
    
    —Por todo Madrid y alrededores.
    
    —Pero ¿cuántas son? Y ¿para que las quieres?
    
    —Son catorce, y son una inversión. Se las he ido comprando al banco: gangas ya sabes. Están todas ...
«12...4567»