1. Anita de tus deseos (capitulo 5)


    Fecha: 25/11/2020, Categorías: Anal Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... diarias.
    
    —¿Grabaciones diarias?
    
    —Claro, las cámaras graban constantemente cuándo detectan presencia y el sistema lo archiva automáticamente en la nube.
    
    —¿Y a mí también me grabas? —pregunté. Cómo respuesta papá pincho un archivo y aparecí encima de la mesa masturbándome: lo que había ocurrido hacia escasamente unas horas. Al verme despatarrada sentí una punzada de placer y la espalda se me arqueó ligeramente—. Porfa, pon alguna de mama.
    
    Buscó el archivo y vi a mama trajinando desnuda por la casa igual que yo hacía. Papa siguió pinchando archivos y la seguí viendo haciendo de todo: barriendo, haciendo ejercicios con las pesas, leyendo, tecleando en el ordenador y muchas más cosas. El recuerdo hizo que se me escapara alguna lagrima mientras papá me acariciaba cariñoso y me besaba el cabello.
    
    Mientras cenábamos, papá me informó de algo que había pensado.
    
    —He pensado que podíamos coger la autocaravana e irnos al puerto de Cotos a pasar el finde.
    
    —¿Todavía la tenemos?
    
    —Sí, está en un garaje, pero hace más de dos años que no la muevo: desde que murió tu madre. Le he dicho a un mecánico que conozco que la haga una puesta a punto.
    
    —¡Ah! Pues genial.
    
    —Mañana por la tarde me esperas a la salida de banco y vamos de compras: necesitaras botas de trekking, mochila y algo más. Ya veremos. Así estrenas la tarjeta: mañana te la doy.
    
    Al día siguiente esperé a papá cómo me había dicho y experimenté un nuevo tipo de placer totalmente desconocido para mí: comprar ...
    ... y pagar con tarjeta. Me había vestido con la ropa que papá me había dejado preparada: pantalón vaquero corto, camiseta ajustada blanca y chanclas. Tengo que reconocer que desde que estoy adelgazando estoy más buena y la ropa me siento mejor. Estoy deseando bajar de cincuenta cómo me ha ordenado papá.
    
    Fuimos a una conocida tienda de la calle O´Donnell y compramos todo lo necesario. Durante todo el tiempo que estuvimos en ella, papá no perdía oportunidad de pasar la mano por mi trasero, en ocasiones descaradamente, y a pesar de la vergüenza que sentía, me gustaba, y me gustaba mucho.
    
    Durante el resto de la semana, tuve las botas puestas permanentemente por orden de papá. Quería que las fuera domando para que no tuviera problemas durante el fin de semana. En casa, mientras hacia las cosas de casa desnuda, también las llevaba.
    
    El viernes esperé a papá en la puerta del banco y cuándo salió fuimos a por la autocaravana.
    
    Llegamos al Puerto de Cotos pasadas las ocho de la tarde después de tragarnos todo el tráfico de salida de Madrid por la carretera de La Coruña. Cómo había algunos coches en la parte alta del aparcamiento, nosotros lo hicimos en la parte baja para tener más intimidad. Aunque había sido un día de mucho calor en Madrid, allí la temperatura bajo rápidamente en cuánto el sol se escondió por detrás de las montañas. Nivelamos el vehículo y nos pusimos a preparar la cena. Experimenté un nuevo placer que no conocía, y esta vez no fue preparado o previsto por mi ...
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