1. Anita de tus deseos (capitulo 5)


    Fecha: 25/11/2020, Categorías: Anal Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando suena el despertador no digo ni pregunto nada a papá. Le toco con la mano para que sepa que estoy despierta y le dejo hacer. Mi padre es tu tío muy ordenado y metódico, y en esto también. Igual que por la noche que me folla siempre en la postura del misionero, por la mañana es parecido, pero variando de postura: primero me la mete en la boca y a continuación me folla a cuatro patas. Un polvo rápido y listo. Los juegos y las innovaciones las deja para la tarde. Después, me deja recién follada sobre la cama mientras se afeita y se ducha. Normalmente, me quedo dormida y no le oigo irse. Así todos los días desde que me he convertido en su incondicional y devota amante.
    
    Parece que llevo toda la vida durmiendo con él, pero solo son quince días. Ya no me pasa cómo el primer día que me desperté a las tantas. La alarma de mi móvil suena a las nueve de la mañana y me levanto rápidamente para no quedarme dormida otra vez: siempre cabe esa posibilidad. Si toca correr, me planto las zapatillas y salgo a corretear por ahí un rato. Supongo que con el tiempo iré haciendo más distancia. Y si no, me bajo al sótano y me lío con los abdominales y las pesas, pero la verdad es que no me mato con ellas. Estás rutinas se están instalado en mi vida, aunque supongo que cuándo empiece la universidad variaran bastante.
    
    Pero me estoy adelantando. El segundo día me levanté cuándo sonó el móvil y cómo ya he dicho salí a corretear, aunque reconozco que fue poco. Regresé, me desnudé y me ...
    ... puse el plug: lo tenía pactado con papá. Después de desayunar, pillé la aspiradora y los trapos y me subí al desván: madre mía cómo estaba. A pesar de hacerlo con la aspiradora, levanté una polvareda de narices, tanto, que me tuve que poner un pañuelo tapándome la nariz y la boca. Cuándo me miré en un antiguo espejo de cuerpo entero me quedé asustada: parecía una croqueta. Entonces, a través del espejo, reparé en un pilotito rojo que parpadeaba en el techo. Me acerqué a ver que era y comprobé que era una cámara y que estaba funcionando. Recordé lo que me dijo papá el día anterior sobre que él se enteraba de todo. Seguí limpiando mirando de reojo la cámara y a eso de las dos terminé. Había localizado los baúles con la ropa de mama, y después de limpiarlos los bajé atando una cuerda al asa y dejándolos resbalar por la escalera abajo. Arrastré los baúles hasta mi antigua habitación y me fui a duchar: ya revisaría su contenido en otro momento.
    
    Comí algo de fruta y me puse con la escoba. Según barría miraba por todas partes intentando descubrir más cámaras y no encontré ninguna. Estaba en el salón cuándo sonó un mensaje de wasap en el móvil: era papá.
    
    —«Túmbate bocarriba en la mesa del salón».
    
    Me quede desconcertada y después de unos segundos reaccione y retire todo lo que había sobre ella. Después, con el móvil de la mano me tumbe cómo me había dicho papá.
    
    —«Levanta las piernas y sepáralas todo lo que puedas» —dijo el siguiente mensaje. Así lo hice.
    
    —«Acaríciate el ...
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