1. La putísima madre (Capítulo 2)


    Fecha: 18/10/2020, Categorías: Incesto Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... disponible y pronta para estrenar. Con mucha minuciosidad procedió a describirnos sus amplias instalaciones, la gran piscina y demás comodidades. Él quería que los tres pasáramos allí el fin de semana para estrenar, de esta manera, nuestra condición de nuevos ricos. Mi madre mostraba una alegría algo más mesurada que la de mi viejo.
    
    —Tengo que comprarme algunos trajes de baño —comentó.
    
    —Mañana podés dedicarte a eso, ¡el viernes por la tarde partimos! —respondió mi padre a los gritos, totalmente eufórico.
    
    Por esa época el calor ya se hacía sentir, así que no me desagradó la idea, pero la verdad es que me interesaba mucho menos la novel casa, las demás propiedades, la playa, la piscina, el dinero y nuestro nuevo estatus, que ver a mi vieja en traje de baño.
    
    Al día siguiente la perra volvió a sus andadas: me pidió que la acompañara al centro comercial a hacer las mencionadas compras, argumentando que necesitaba un asesor que le sugiriera y evaluara los distintos modelos. Por supuesto que accedí y ambos partimos de shopping. Una vez en la tienda especializada en el tema, y luego de un largo y fastidioso proceso de selección, mi madre entró al probador con una buena variedad de trajes de baño. Luego de unos minutos asomó su cabeza a través de la cortina y me llamó para mostrarme como le quedaba el primero.
    
    —¿Qué te parece, te gusta? —me dijo, quizá no del todo convencida de si era la elección correcta.
    
    Se trataba de una malla entera de color azul marino. Le ...
    ... quedaba preciosa —era difícil que algo no le quedara bien con la figura que tenía—, y aunque no era tan reveladora como yo esperaba, se me paró la pija enseguida. Le dije que me gustaba, pero que quería ver cómo le quedaba el resto. Entonces comenzó a probarse los distintos bikinis en orden inverso a la cantidad de tela con los que estaban confeccionados. Cada vez que me llamaba tenía menos tela y más carne a la vista. A la tercera o cuarta probada ya andaba prácticamente con las tetas y el culo al aire. Los breves desfiles que me ofrecía se iban poniendo cada vez más calientes. Su ya clásica carita de puta iba en aumento, al igual que el meneo de ese orto divino que cargaba con orgullo. Si se seguía probando iba a acabar en mis pantalones. Ella se dio cuenta de esto y me lo hizo saber a su manera:
    
    —Bueno, ya está, no me pruebo más porque te va a hacer mal —qué puta.
    
    Al final, atendiendo a la dualidad que la caracterizaba en esos días, decidió llevarse la malla entera, lo más recatado de todo lo que se había probado, y lo más atrevido: un bikini rojo, que abajo era sólo una tirita que se le desaparecía en el orto y arriba apenas si le tapaba los pezones. Volvió a casa con una sonrisa de oreja a oreja, contenta con sus compras, y yo empalmado hasta la manija, como de costumbre.
    
    Ya en casa, ella estaba es su habitación admirando sus compras cuando entré buscando conversación, o quizá alguna otra cosa. Le pregunté por qué había elegido modelos tan opuestos en cuanto a su ...
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