1. La fiesta Swinger 2


    Fecha: 02/10/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... empezó a romper las fotos que se había tomado con Joana. Él, Mary, Gerardo y la camarera aparecían en varias, sonriendo después de celebrar alguna cena o simplemente una selfie tomada de la nada. Las arrojó todas al bote de la basura y se sentó en el borde de la cama, pensando en cómo sacar de su pecho todo el deshonor por el rechazo. Maldijo al esposo de Joana, pero sabía que estaba comportándose como un niño. Más tarde llamaron a la puerta. Mary y Gerardo entraron. — ¿Qué les trae por aquí? — les preguntó, sirviéndoles un café. — Adán… — habló Mary, alto sonrojada —. Queremos proponerte… si quieres, que asistas a una reunión especial. Tú ya sabes que nosotros somos… una pareja algo liberal. — ¿Qué quieren decir? Gerardo intervino. — Existe un lugar al que Mary y yo vamos. Allí hacen reuniones… del tipo swinger. Una fiesta swinger es cuando… — Sé lo que es — farfulló Adán. Había visto esa sección en sus páginas porno. — Puedes coger con quien quieras — le animó Mary, que ya podía sentir la deliciosa verga metiéndose en su garganta. Adán sabía que era cuestión de tiempo para que sus amigos le invitaran a una de esas prácticas sexuales. La verdad es que no le importaba el sexo en estos momentos, ni las mujeres. Sólo quería dedicarse a su vida y olvidar que el amor existía. Observó a la pareja de esposos, que aguardaban su respuesta con ojos expectantes. El pecho le latió fuertemente al darse cuenta de que si iba, podría penetrar a su amiga Mary, y a otras mujeres. Claro que ...
    ... habría hombres también, pero eso era lo de menos. La lujuria se le despertó más al ver los apretujados pechos de Mary, embutidos en el sujetador blanco que llevaba puesto. Imaginó la dulce cara redonda comiéndole la polla. Su miembro reaccionó. — Puedes follar a Mary, claro — Gerardo pareció adivinar sus pensamientos y Adán se sonrojó. — Bueno… está bien. Supongo que no tengo mucho qué perder. Gabriela había terminado de apuntar los deberes de la clase de historia en la pizarra, y se sentó tranquilamente a revisar las tareas que sus alumnos le habían entregado. El grupo estaba sumido en un controlado desorden. Trabajaban en equipo y ella paseó su mirada para ver que todos estuvieran haciendo sus actividades. Notó que Juan, un muchachito precoz y el más pervertido del salón, estaba embobado mirándole las piernas por debajo del escritorio. Gabriela sonrió y cruzó los muslos, intentando bloquear su mirada, pero sus firmes pantorrillas sólo despertaron un mayor interés en los jóvenes. — Maestra, terminé el resumen — Esteban, un chico rubio y el más alto de la clase se aproximó a Gabi y le mostró la libreta. Mientras ella lo revisaba, notó que la mirada verde de muchacho se paseaba concienzudamente por el canalito entre sus tetas. Llevaba una blusa de oficina, como sugería el reglamento, pero el modesto volumen de sus senos tensaba la tela y el sostén apretujaba sus carnes firmemente. — Si me sigues mirando los pechos, vas a seguir haciendo trabajos malos — le dijo a su alumno con ...
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