1. La fiesta Swinger 2


    Fecha: 02/10/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... una coqueta sonrisa en sus labios rojos. Le colocó una F de nota, y Esteban se fue, agradecido por la mirada radiante de su maestra y el bonito espectáculo a la vista. Flor, la jefa de grupo, miraba a Gabi con el ceño fruncido desde su lugar. No le caía bien en lo absoluto la maestra de historia, sobre todo porque sus alumnos conocían su Facebook y le daban like a sus fotos, en especial a las más coquetas que subía. Flor era una niña de religión. Consideraba a Gabi como una perversa que miraba con lascivia a los chicos, especialmente a Esteban, de quince años, el cual casualmente era el muchacho que le gustaba. Pero lo peor era lo siguiente. Un hombre alto, bien parecido, con la camisa arremangada y una barba de candado, llamó al salón. A Flor le chispearon los ojos cuando vio a la profesora acercarse a su papá. Julio venía seguido a hablar con Gabi, supuestamente para preguntar sobre el rendimiento de su hija, aunque en realidad sólo iba para coquetearle a la maestra. — Tu futura mamá — le bromeó una de sus amigas. — ¡Cállate! — gruñó Flor, viendo cómo su papá le entregaba a Gabriela una cajita de chocolates y ella le sonreía abiertamente. Después de eso, Julio le hacía un saludo a su hija y se iba, sin siquiera hablar con ella —. Voy a destruirla — prometió Flor, furiosa con su maestra —, voy a destruirla y se va a arrepentir de todo… Adán estaba echo un manojo de nervios. Miraba el reloj y tenía la pija dura ante la idea de que podría follarse a Mary. Le habían citado a ...
    ... las cinco de la tarde, bastante temprano para su gusto. Esperaba a que su hermana llegara pronto para pedirle el dinero de su parte de la renta, pero cuando dieron las cuatro y media, supo que no llegaría. Le dejó una nota en la mesa, cogió su abrigo y salió rápidamente del edificio. Cuando llegó a la casa de los swingers, vio que se trataba de una gran residencia ubicada en una zona privilegiada de la ciudad. Mary, vestida con una cortísima minifalda, le estaba esperando en la entrada. Le dio un beso en los labios con tanta velocidad que Adán se quedó de piedra. — Ven. Te estamos esperando. — ¿Les dijiste que vendría? — Sí. Todos lo saben. Adán no era bueno con las multitudes, y se quedó de piedra cuando vio a casi veinte personas allí, en la sala. Mary se apresuró a presentarle, y le sonrieron con cordialidad. La vista de Adán estaba puesta en las mujeres del lugar. Todas eran morenas, con la piel cremosa o bronceada, vestidas con atuendos cortos y bonitos. Olía delicioso, como a flores de otoño. Algunos bebían copas de coñac o vino tinto. Eran gente refinada, bonita y de rostros simétricos. Se sintió un poco feo en comparación con ellos, pero la idea de que pronto podría cogerse a todas las chicas de allí si quisiera, hizo que sus pantalones se tensaran. — Vamos a comenzar —le dijo un hombre a la multitud. Se extendió un pequeño grito y todos brindaron. A continuación marcharon hasta un salón espacioso. Adán fue el último en entrar. Habían tres camas grandísimas, y dos sofás ...
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