1. La putísima madre (Capítulo 6)


    Fecha: 19/08/2019, Categorías: Incesto Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... ofrendaba su tanguita.
    
    Yo la miré fascinado, sin poder emitir palabra alguna, sólo asentí con mi cabeza. Luego me llevé la tanga hasta mi cara y la olfatee profundamente, mientras mi madre tomaba el teléfono para llamar a la policía.
    
    En cuestión de minutos un patrullero se hizo presente en la puerta de casa. Estando yo todavía con el arma homicida en mi mano, me confesé autor de del crimen sin siquiera dudarlo. No podía dejar que mi madre fuera a prisión. Ella sólo había actuado en mi defensa. Sólo quería salvar mi vida.
    
    Y esa es toda la historia. Hoy estoy aquí, en una lúgubre celda, cumpliendo mi condena por el asesinato de mi novia, aunque bien hubiera merecido pagar también por la muerte de mi padre. Mis días de hostilidad carcelaria me encuentran repasando los pormenores de mi desventura una y otra vez. Trato de recordar cada detalle. De no olvidarme de nada. Esto es lo único que estimula mi mente y –diría yo– me mantiene con vida.
    
    Mi madre nunca vino a visitarme: desapareció de mi vida completamente. Ahora hace más de seis años que no tengo noticias de ella. A veces, una parte de mí, la más perversa, la imagina disfrutando el dinero de la herencia de mi padre, y hasta la puede ver urdiendo cuidadosamente el diabólico plan que le permitiría deshacerse de su esposo e hijo.
    
    Pero otra parte, la ...
    ... más diáfana, se niega a creer algo tan disparatado. Se niega a creer que ella, sabiendo la importancia de la herencia que mi padre estaba a punto de recibir, me sedujo sutilmente utilizando su cuerpo irresistible, previendo que, más tarde o más temprano, esto iba a ocasionar un conflicto letal en el cual mi padre y yo nos destruiríamos mutuamente.
    
    Se niega a pensar que estuvo entrenando en secreto, aprovechando todo el tiempo que pasaba sola en casa, para lograr esa figura perfecta, que más tarde se transformaría en el arma más poderosa que podía utilizar contra un hombre con sangre en las venas: su propio hijo.
    
    Se resiste a pensar que, mientras yo dormía extasiado de tanto goce sexual en la casa en la playa, empastilló a mi viejo y lo arrojó en forma artera al fondo de la piscina.
    
    Por último, rechaza terminantemente la idea de que asesinó a mi novia sabiendo que yo, como buen idiota enamorado, me iba a confesar como homicida sin siquiera pensarlo. Puta sí, pero fría, calculadora, interesada y despiadada asesina, no.
    
    Esa otra parte de mí prefiere creer que a ella no le importa el dinero ni ningún otro placer material. Prefiere creer que es un ángel que me está esperando en algún lugar para rodearme con sus cálidos brazos maternales, besarme tiernamente en la frente y deshacerme la pija a conchazos.
    
    FIN 
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