1. La putísima madre (Capítulo 6)


    Fecha: 19/08/2019, Categorías: Incesto Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... labio mirándome con ojos de zorra. Finalmente, a manera de rúbrica, se dio ella misma una fuerte nalgada.
    
    Estaba claro que quería que yo contrastara, además de la diferencia abismal de tamaños, la firmeza de su carne contra la flacidez de la de mi novia, que sin duda no era digna competencia. Y eso que el culito de mi novia no era feo, pero era apenas el de una chica normal, mientras que el de mi madre era de mármol tallado, era el culo de una diosa. Recordé que cuando cacheteaba a mi novia en sus nalgas, éstas temblaban, mientras que cuando nalgueaba a mi madre la que temblaba era mi mano.
    
    De arriba mi novia era bastante plana, sus pequeñas tetitas no podían compararse con los dos melones que mi vieja bamboleaba con orgullo. No exagero si digo que el tamaño de una teta de mi novia equivalía a poco más de un pezón de las de mi madre. Para colmo, las tetazas de la hija de puta de mi vieja lucían tan paradas como las de una quinceañera.
    
    Mi verga saltó como un resorte, así que me arranqué el calzoncillo para liberarla y hacer que quedara erguida frente a la mirada lasciva de mi madre. La puta se acercó a mí, me la agarró y comenzó a cinchar de ella, obligándome a incorporarme junto a la cama.
    
    Luego, como ya se había hecho costumbre, me llevó a tirones de pija hasta su habitación. Allí me empujó y caí boca arriba sobre la cama. Ella se me tiró encima y me hizo su característica mamada introductoria. Después se montó sobre mí, se corrió la tanga hacia un costado ...
    ... para liberar su ardiente concha, empapada de deseo, y comenzó a cabalgarme vertiginosamente. Sus caderas se movían furiosas a una velocidad increíble y con un ritmo perfecto, provocando la más majestuosa danza sexual. En el fragor de nuestro delicioso entrevero comenzó a susurrarme:
    
    —Mmm, bebé, hay que deshacerse de la putita, así podemos coger tranquilos… ¿o te gustaría hacer un trio? pervertido –dijo riendo por lo bajo.
    
    Yo la miraba hipnotizado, sus palabras me excitaban hasta hacerme cruzar los límites de la razón, y sólo respondía a puro pijazo contra su concha. Ella siguió hablando:
    
    —Tu noviecita no tiene un par de tetas como éstas –dijo manoseándose fuerte sus enormes ubres –No tiene un culazo como el de tu madre –insistió mientras se autonalgueaba –Hay que hacerla desaparecer, bebé –signó con decisión.
    
    Yo decidí castigarla, por su insolencia, aumentado la velocidad de mis pijazos, los cuales comenzaron a sonar como cadencioso “plach plach” de ritmo prestissimo. Poco a poco, sus gemidos se fueron descontrolando y pronto fueron gritos de placer.
    
    Estaba yo a punto de acabar cuando vi una silueta en la entrada de la habitación. Era mi novia. Estaba parada ahí con los ojos de asombro más redondos que yo haya visto, totalmente petrificada. No entendía lo que estaba sucediendo, o quizá lo entendió demasiado. Amagó a llorar, a gritar, a insultar, a arrancarse los pelos a tirones, pero lo que hizo fue salir corriendo escaleras abajo.
    
    —¡No la dejes ir! –gritó mi ...