1. Dejar embarazada a mamá


    Fecha: 15/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... nombres posibles: amigos, vecinos, compañeros de trabajo, desconocidos en potencia -apuntábamos la forma de contactarlos-, incluso familiares; hasta me puse yo, ya bromeando ante la imposibilidad de encontrar nadie más posible. Ibamos borrando nombres, unos por vergüenza, otros por repugnancia; Con sorpresa me daba cuenta que mi nombre no se caía de la lista. Mamá nombraba a uno, o bien se le ponía cara de asco, o se ruborizaba, y lo tachaba con fuerza. Con estupefacción conté los nombres que quedaba por eliminar: 3. Y yo era uno de ellos. Ella pareció en ese momento darse cuenta también de la paradoja. Se puso pálida mordiéndose el labio superior. Me dio un vuelco el corazón porque comprendí claramente: ella no tenía ni la más remota intención de acostarse con los dos hombre restantes de la lista que no eran yo, ¡su hijo era el primer hombre del mundo con quien ella tendría sexo¡ Se dirigió al cuarto de baño de un salto a vomitar, y yo me quedé helado sin saber qué pensar.
    
    En los días posteriores evitamos el tema, pero íbamos comprendiendo que el tiempo se echaba encima y había que decidir sin más dilación. Una noche hablamos ya muy seriamente, y llegamos a la conclusión de que no había elección: debía ser nuestro secreto, pero tendríamos ese bebé con mi colaboración. Tuvimos que poner una fecha concreta para realizar nuestra primera experiencia. Era un sábado por la noche, pues mi hermana salía hasta tarde y tendríamos tiempo. Llegó el momento de empezar. Decidimos que ...
    ... después de cenar tomaríamos unas copas que nos ayudaran a desinhibirnos. Así lo hicimos. Yo le había pedido por favor que eligiera un vestido sexy para esa noche que me ayudara en alguna manera. La verdad es que se veía atractiva. Llevaba una camiseta blanca ajustada que mostraba sus rellenas y aceptablemente firmes tetas y una falda cortita -que no sabía yo que existiera- y elástica que se torneaba en su esbelto culo, y que se subía con los movimientos de las piernas. Al menos, la excesiva timidez que mostraba al comienzo de la noche al llevar esa vestimenta fue mitigándose con el alcohol. Al tomar mi último sorbo pensé: "bueno, si alguna vez tengo que follar a mi madre que sea con esta mujer y esta noche; no me puedo quejar".
    
    Nos dirigimos al dormitorio. Habíamos convenido poner un vídeo porno para ayudarme a ponerme en condiciones. Nos echamos sobre la cama; yo me había quitado los pantalones y la camisa, pero no los calzoncillos. Sólo era capaz de mirar la televisión: una rubia y una morena se tiraban a un negro bien dotado en la playa, sobre una toalla. Aparté un momento la mirada hacia mis calzoncillos, y apenas abultaba nada. Levemente miré a mi mamá de reojo. Estaba aún vestida, pero la faldita, con las piernas dobladas sobre la cama, estaba tan subida que un reflejo blanco se adivinaba entre sus piernas. Volví a observar la película: el negro derramaba leche sobre las bocas de las chicas. Comenzó a subirme calor, miré abajo y un bulto tenue se notaba latir y crecer ...