1. Doce albañiles y un jovencito


    Fecha: 10/07/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... la saco y vi que todos me miraban – a ver si ahora que le destape el hocico a esta perra puede hablar – dijo el hombre de pelo negro que acababa de follar la boca – dinos perra ¿quieres nuestras pollas? – Pregunto el hombre rubio y yo dije, más bien grite – ¡SI! Quiero todas sus pollas dentro de mi – no había terminado de hablar cuando el negro delgado se acerco hasta mi sacándome una polla de olor rancio que me devore, este aspiro su nariz para despegar la flema luego carraspeo y me escupió una pesada carga de mocos y babas en la casa. Luego uso su gran pollón para barrerla hasta mi boca y yo sediento de jugos de hombre bebí aquel néctar delicioso. – Eres toda una puerca – me dijo y yo me sentí alagado de ser una puta digna de tal suciedad. En un rato ya me sentía en mi elemento, mi cabeza viajaba por toda la barraca turnándose todas aquellas pollotas, ya no sabía ni a quién de ellos se la estaba chupando, me confundían en sinfín de sabores y olores, de cuando en cuando atendía algún llamado que quien se refiriera a mi como “perrita”, “puta”, “zorra”, “puerca”. Y yo giraba buscando al macho que me llamara con la boca abierta para que encestara una escupida bien sucia, una de las camisetas viajo de mano en mano por la sala con la que cada uno fue secándose el sudor de la entrepierna, las axilas, el torso y la frente y por ultimo llego a mí, uno me sujeto de la cara y otro me hizo abrir la boca con sus dedos, teniéndome así muchos aprovecharon de darme sus escupidas a lo que ...
    ... yo les agradecía, luego exprimieron aquella camiseta sobre mi boca y un liquido marrón vino a caer en la cavidad que era ahora el juguete de esos sementales, bebí con placer los sudores rancios y quede deseoso de mas, pero no podía perder tiempo, mi labor era seguir mamándoles las vergas, no había mucho tiempo y debía deleitarme una y otra vez dando placer a esos trozos enormes de carne venosa y palpitante que yo veneraba con idolatría, luego sentí un liquido caliente rodar por mi espalda y supe enseguida que uno de mis adorados perros estaba marcándome como su propiedad, quise estas totalmente impregnado de su marca así que me gire con una sonrisa perversa –eso perra, tomate mis meados – dijo un hombre de origen mexicano, moreno y flacucho todo tatuado mientras me bañaba de sus orines calientes, esto dio origen a que muchos me bañaran con chorros de meados que salían de sus pollas y caían sobre mi haciéndome sentir bajo una lluvia paradisiaca. Seguía mamando y mamando las pollas, lamiendo los huevos, todo mojado y oliendo a letrina de bar, los miraba con picardía mientras me atragantaba con sus trancas – que feliz te ves ahora perrita – me dijo un hombre cuarentón tras darle una fuerte escupida – Todas estas pollas me hacen muy feliz señor – le conteste y el solo sonrió, - te gusta ser nuestra perrita ¿verdad? – pregunto el negro delgado tanteándome el culo con un dedo a lo que yo dije “si señor” sin sacarme la polla gruesa y enorme del oso de pelos negros que luchaba por ...