1. Mi residente (3)


    Fecha: 09/07/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    MI RESIDENTE (3)
    
    ¨si amas algo déjalo libre si regresa es tuyo, si no, nunca lo fue ¨.
    
    ………………-.¿a donde irás?-le pregunte – prefiero que no lo sepas- me dijo con un dejo de tristeza en los ojos, en esos ojos que tanto me cautivan - estaré bien, no te preocupes- me dijo-, perdóname, pero ya no aguantaba más con ese sentimiento dentro de mí, tenía que decírtelo- le dije - no tienes que irte, aquí éstas bien, te prometo no tocar el tema y no pasará nada que no quieras que pase, siempre te he respetado y así seguirá siendo, las cosas no tienen por que ser diferentes – insistí – ésta es tu casa.
    
    No José Luís, las cosas no pueden seguir igual, no para mí, no puedo vivir con un hombre que me ve con deseo, no puedo vivir con un ……., - no quiso pronunciar la palabra, pero me la imagine no quería vivir junto con un maricón, - tengo que irme, necesito estar lejos de ti, al menos un tiempo, creo que es lo mejor- me dijo, e insistió – gracias por todo, no te preocupes por mi, estaré bien – diciendo esto tomo sus cosas y se dirigió a la puerta, no sin antes decirme un adiós, pero sin darnos el acostumbrado abrazo de antes, signo de que evidentemente algo había cambiado entre nosotros. Al verlo partir con la mochila al hombro recordé aquellas palabras de Mario Benedetti, ¨si amas algo déjalo libre si regresa es tuyo, si no, nunca lo fue ¨.
    
    Al verlo desaparecer tras la puerta, mi mundo se derrumbo, caí en un sillón, con lagrimas en los ojos, ¡ había perdido a Gerardo y quizá para ...
    ... siempre¡, yo no lo vería caminar por la casa, su risa no se escuchará, no oiría su voz. Al otro día todo era diferente, los días se me hacían grises, deje de tomar alimento, sentí que la vida no tenía sentido, llegue a pensar que no tenía caso seguir viviendo, no tenía porque ni para qué, pues en mi matrimonio no tuve hijos, no tenía alicientes.
    
    Le reclamaba a la vida por ese sentimiento hacía Gerardo, deseaba que el no se hubiera aparecido en mi vida, deseaba no haberlo conocido nunca, deseaba sepultar ese sentimiento hacía el, pero era inútil, todo me lo recordaba. Pasaron dos meses sin saber de él. De nueva cuenta me refugie en las fotos para recordarlo, leí varias veces la dedicatoria de la memoria de residencia.
    
    Por medio de un ex compañero de él que laboraba en la misma empresa, que me visitó por razones profesionales me enteré que seguía en su trabajo, que le iba bien profesionalmente, que vivía en un departamento con otros compañeros. Me alegro saber que le iba bien, aunque ya no lo tenía conmigo.
    
    En una ocasión acudí a cenar a un restaurant – bar, al que algunas veces fui con Gerardo, y al salir me lo tope de frente en la puerta, traía del brazo a una linda chica, se veía esplendorosamente bello, mi corazón empezó a palpitar emocionado al verlo, se detuvo al verme, me saludo de mano y me presento a la chica como su novia – mira, es Mariana, mi novia- y a mi me presentó como un amigo. Fue todo lo que nos dijimos, se fueron a una mesa y yo me dirigí al carro. ...
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