1. Ahora a ella sola (3)


    Fecha: 01/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Fernán, Fuente: CuentoRelatos

    Al día siguiente todo volvió a la normalidad, como si nada hubiese pasado. Salvo por un detalle, mi tía estaba de un muy buen ánimo. Bromeaba con mi madre y conmigo, cantaba mientras caminaba por la casa, se le veía alegre. Lo que sí, saco sus ropas más conservadoras, un vestido muy holgado. Quizás la sensación de haber experimentado algo nuevo y disfrutarlo le provocó todo eso.
    
    Yo por mi parte andaba de lo más relajado, me levante tarde, almorcé. Y así fue que paso el fin de semana nuevamente, todo normal en casa, mi madre con sus rutinas y quehaceres. Siempre evitando cualquier contacto más allá del que corresponde al de una madre con su hijo. No dio lugar a agarrones ni punteadas por mi parte.
    
    El lunes en la mañana me desperté con una gran resaca. De esas épicas que te parten el cráneo. Me levante a beber agua tipo 10 am con una sed de aquellas. Deshidratado al máximo. Llego a la cocina y ahí la encuentro, a mi madre, en su camisa de dormir traslúcida, notaba sus formas a través de esta. ¡¡Que curvas!! La resaca paso a segundo plano y mi verga reacciono al instante me acerque por detrás y la salude, le doy un beso en el cuello y la abrazo desde atrás por la cintura. Obviamente poniendo mi miembro entre sus nalgas, que gusto me daba sentir su culo pegado a mi verga, y el calor de su cuerpo.
    
    Le dije al oído:
    
    - Hola mama, ¿cómo amaneciste? -mientras subo mis manos por debajo de su ropa, tocando su abdomen, lentamente pero con la clara intención de agarrar sus ...
    ... tetas.
    
    -¿Qué haces Fernán?
    
    -Lo lamento, no sé en lo que pensaba
    
    -Fernán estoy preocupada, anoche vi a tu tía entrar a tu cuarto y salir de ahí triste, pero tú no te encontrabas en la habitación, vio algo que la hiciera tener esa reacción.
    
    - Naaa -exclame- no debe de ser nada.
    
    Supongo que ella notaba mi verga entre sus nalgas, porque pegaba pequeños brinquitos de repente, así que seguí arriesgándome aún más, pose mis manos en su cadera y subiendo con delicadeza, pose mis manos en sus tetas, un suspiro me dio la aprobación para seguir, bese su cuello y soltando una de sus tetas metí mi mano por debajo de su calzón, pude notar lo mojada que estaba, solo basto con unos cuantos círculos por sobre su clítoris para que se corriera, se aferró al mueble y tensando sus piernas gimió. Estaba de lo más entretenido, disfrutando del caliente magreo de ese hermoso cuerpo, mientras ella refregaba su culo contra mi miembro, cuando de la nada ella para, saca mis manos y se da vuelta. Me miro seriamente a los ojos, con los brazos cruzados, diciendo:
    
    - ¡¡¡Fernán!!! suéltame, esto está mal, no puedo seguir
    
    -Tienes razón -le dije asumiendo la gravedad del asunto.
    
    Retrocedí un poco, hasta lo que se podía, puesto que la barra me impedía alejarme más. Y aun con la carpa en mi pantalón de pijama apuntando hacia ella.
    
    - Tenemos que poner límites a esto, no puede ser que andemos haciendo estas cosas, no corresponden a una relación de madre hijo. Yo reconozco que ha sido muy ...
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