1. La felicidad de un cuckold (2)


    Fecha: 10/05/2023, Categorías: Intercambios Autor: Lobo-y-Luna, Fuente: CuentoRelatos

    ... quiero toda la leche que puedas darme. – dijo mirándole a los ojos y estampándole un morreo.
    
    -Claro que si nena, me pones muy cerdo. Tú, tu culo, tus tetas y ese coño que se traga todo lo que le doy.
    
    -Me voy a pasar la tarde y la noche tragándola. Si no con el coño, con la boca.
    
    Yo lo flipaba, estaba súper cachonda y eso es lo que yo quería, pero no dejaba de sorprenderme.
    
    -Y tu marido qué?
    
    -Mi marido me ha pedido que te disfrute como quiera y que te eche el polvo de tu vida, que no lo olvides. Así que él mirará y nosotros follaremos. – le dijo mirándole a los ojos y coronándolo con un beso.
    
    Se sentó sobre su barriga enaceitada y se movió hacia atrás hasta que la polla le quedó entre las nalgas. Entonces la apretó contra su culo y empezó a rozar su coño resbaladizo contra su barriga, mientras que con sus preciosas nalgas y su mano apretando le hacía algo así como una paja.
    
    Él cerró los ojos y ella se incorporó un poco poniéndose la polla a la entrada de su coño.
    
    -Me moría por tenerla dentro otra vez- dijo, y de un golpe se la clavó. – uf joder! Que pedazo de polla, mira cariño como me follo a éste macho.
    
    -Joder, que puta eres – dijo él.
    
    Ella paró en seco.
    
    -Puta no. Una buena esposa y algo guarra. Pero nada de puta.
    
    Entonces empezó a cabalgarlo con ansias hasta que dobló las rodillas y se empezó a rozar el coño muy fuerte con la mano. Supe que se estaba corriendo.
    
    Ella estaba más cachonda que nosotros.
    
    Me levanté y fui a por la botella ...
    ... que trajo Kiyo.
    
    Él la había tumbado y le había puesto las rodillas sobre el pecho y la estaba taladrando despacio pero fuerte, lento pero rítmicamente. Ella gemía e intentaba agarrar su culo para apretarlo contra ella.
    
    Me senté y empecé a darle tragos. Tenía que calmarme, no quería correrme.
    
    -¿Queréis?
    
    -Dame la botella – dijo él. Y le dio un trago. –Abre la boca, nena. – ella le hizo caso.
    
    Le dieron unos cuantos tragos sin dejar de follar y me devolvió la botella.
    
    Siguieron así un rato, ella gemía cada vez más fuerte.
    
    De repente, paró y se echó para atrás.
    
    -Abre bien ese coño.
    
    Ella abrió las piernas y con las manos se separó los labios y dejó ver su coño casi por dentro.
    
    Él se la clavo de un golpe. Ella sacaba la lengua y se le volvían los ojos.
    
    Sacaba la polla hasta dejarla fuera y se la clavaba de un golpe.
    
    Paró y se puso a comérselo con ansia, le escupía y ella mientras, en la misma posición, se lo abría más y más para él.
    
    Y empezó a follársela igual que antes pero con mucho mas ritmo. Se agarraba la base de la polla apuntaba y se la clavaba, la sacaba entera y volvía a la carga, ella se rozaba en coño con ansía a la vez que se lo abría. Cada vez resoplaba y gemía mas fuerte.
    
    En una de éstas, al sacárselo, se corrió a chorros. Nunca lo había hecho.
    
    Se empezó a reír a carcajadas.
    
    -Joder, muchacho! Las cosas que me provocas. Dios!
    
    El coño parecía que se iba a dar la vuelta.
    
    Kiyo se sentó en el sofá y ella se montó encima ...
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