Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre (2) - Relatos Eróticos

Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre (2)

... permitiendo olvidar un poco lo que había sucedido el día anterior.

Disfrutamos el día, mi esposa con sus amigas, yo en mi área con mis compañeros y aunque hubiera preferido irme en ese mismo momento al hotel con ella, las miradas de mis compañeros hacia ella me mantenían con ese nuevo sentimiento a flor de piel, dejándome entre el deseo de hacerla mía y el de que alguien más la hiciera suya.

No encontraba la manera para matar el tiempo, no veía la hora para que por fin pudiéramos salir del trabajo, sabía que esa noche tendríamos una dura sesión de sexo y quizás me dejaría por fin desvirgarle su hermoso culito, ese que tanta veces me había negado.

Faltando una hora para salir observé que en la oficina de mi jefe se encontraba alguien, creí por un instante que Genero estaba de vuelta, así que me apresure a asomarme sigilosamente. Cuando estuve cerca de la puerta mire que aquella persona no era más que Emanuel el jefe del piso de arriba, vi que sostenía algo negro en sus manos, el cuál acerco a su nariz para olerlo, y realizar una expresión de gusto, de pronto su celular sonó y me apresure a entrar a la oficina de alado, la cual si bien no permitía la vista, lo delgada de la pared que la dividía si dejaba escuchar lo que él podía hablar.

Emanuel –Bueno, Genaro, ¿qué tal? si todo bien-, contesto- si ya casi es hora, hoy será una gran noche, no te preocupes todo va bien, tu solo preocúpate por tener todo listo- Se escuchaba feliz- Pásame la dirección y nosotros ...

... llegamos, no te preocupes nunca te he quedado mal.

Tras una pausa continuo – No para nada, trato es trato, yo me encargo de sus amigos, solo ira ella y yo, pero oye no lo olvide, quiero mi parte del pastel, y vaya que es un pastelito-

Se me corto la respiración, algo dentro de mí pensó en saber a quién se referían.

Emanuel- Si, ya sé, no necesitas recordármelo, gracias por el regalito, huele delicioso se ve que es muy atenta con su cuidado, aún no puedo creer que se lo hayas quitado en el restaurante con toda esa gente, tiene buenos gustos, esta lencería no es cualquier lencería. Debe ser una puta en la cama, después de lo que me contaste.

Tragué saliva no lo podía creer, mis sospechas habían sido ciertas, esa mujer de la que hablaban era mi Sofía, y no solo eso, de verdad esas bragas que sostenía Genaro en el restaurante eran de ella, como pude ser tan tonto.

Continuó hablando Emanuel- Esta bien nos vemos más tarde, te juro que se la chuparía hasta que me quedara sin lengua, esta buenísima deberías de ver cómo viene vestida hoy, me muero por tocar ese culote, nos vemos.

Me quede en shock sabía que era de Sofí de quién hablaban y no solo eso mi pantalón estaba a punto de estallar, la conversación solo me había puesto a mil, debía salir corriendo de allí con ella o mis planes se verían truncados.

Mire el reloj para salir corriendo con ella justo a la hora y no perder un minuto más allí, pero justo cinco minutos antes cuando iba a pararme hacia su cubículo, ...