Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre (2) - Relatos Eróticos

Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre (2)

Introducción: Mi esposa Sofía y yo nos conocimos en la misma empresa, ella tenía 26 años y yo apunto de los 30, como todo cuento de amor, nos enamoramos perdidamente y decidimos casarnos sin revelar nuestro secreto en nuestro trabajo pues no estaban permitidas las relaciones dentro de la empresa. Sofía era muy hermosa y todos aquellos que la conocían deseaban llevársela a la cama, incluso nuestro jefe Genaro, con quién ella había pasado un tiempo a solas un día antes.

Continuación…

De espaldas a mí, coloco sus manos en el inicio de su falda en la cintura, y comenzó a bajarla delicadamente agachándose, mostrando poco a poco ese enorme culo que tenía, mis ojos se clavaron en el perdido por lo erótico del momento, ella aún conservaba sus altas zapatillas y sus medias, era perfecta por todos lados, pero de pronto caí en la cuenta... sus bragas... eran azules oscuros, me quedé estupefacto, caí sentado en la orilla de la cama, ¿qué había pasado? No estaba loco esa mañana mientras se cambiaba el conjunto de ropa interior era color negro, todo negro.

Sofía levanto su falda que había terminado de caer al suelo, desabrocho su brasier y dejo caer sobre sus hombros un bonito negligé negro, uno de tantos que ella adquiría cada cierto tiempo, se sentó en un banco y empezó a quitarse sus zapatillas terminando por deslizar también sus medias. Fue en aquel punto cuando ella se giró y cruzo mirada conmigo que me encontraba sentado al borde de la cama. Se paró y camino hacia a mí ...

... cruzando de largo para tomar su lugar para dormir.

Por algunos minutos permanecí en el mismo lugar, sin saber cómo actuar. ¿Por qué me parecía tan excitante todo esto? Acaso deseaba que mi esposa fuera compartida. Sabía que ella era muy hermosa para alguien como yo, acaso debía ser menos egoísta y compartir a esa hermosa criatura con alguien más, para que uno o varios hombres disfrutaran de esas maravillosas curvas al menos una vez en la vida. Me sobresalte, agite la cabeza para desechar esas locas ideas y decidí no pensar más seguramente había una explicación para todo lo vivido. Me recosté a su lado e intenté dormir.

Mi sueño no hizo más que aumentar el calor de los momentos vividos, se iban a aquellas imágenes que había visto antes en el ordenador de mi jefe, imaginaba que de seguro podía observar esos videos una y otra vez en su intimidad, ¿cuántas veces se habrá masturbado pensando en mi Sofía? Imaginaba sus manos tomando el cuerpo de Sofía mientras ella intentaba escapar.

Por la mañana al ver que todo iba mejor, y encontrármela haciendo el desayuno, me atreví a preguntar que tanto había hecho ayer en la oficina del jefe, vi su mirada bajar y respondió –nada, nada importante solo papeleo y algunas cuentas-.

Algo estaba mal, sabía que mentía, ¿Por qué no pudo decirme lo que yo mismo vi en esas grabaciones?, aparte mi vista de la suya y mire la ventana mientras mi corazón latía al mil, ¿debía decirle lo que había visto? Las ideas me pasaban a mil por hora

Ese día ...