Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre (2) - Relatos Eróticos

Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre (2)

... hasta al fondo soltando hasta la última gota, y se dejó caer poco sobre mi espalda. Felipe soltó un suspiro y dijo “creo que para mí es suficiente por hoy”. Caí sobre su pecho, y Emanuel se bajó de la cama, él no había logrado terminar, antes de que pudiera hacer algo más Genaro saco su miembro lentamente, sentí placer nuevamente mientras su venoso miembro se retiraba de mi cuerpo, “Genaro es mi turno de probar ese delicioso culito cambiamos” se apresuró a decir Emanuel.

Apresurándose Genaro se sentó en un sillón cerca de la cama y diciendo “Muñeca es hora de que te montes aquí, que esto aún no termina”, Emanuel me tomo de la mano y me ayudo a bajar de la cama, mientras me sacaba el vestido dejándome únicamente con mis medias, el liguero y las zapatillas. Cuando estuve cerca de Genaro, este me jalo hasta ensartarme nuevamente. Sentí su miembro dentro de mi nuevamente, cuando sin tardarse mucho Emanuel se colocaba detrás de mí, y colocando su miembro en mi culito, lo metió completo, ¿recuerdas que te dije que estaba doblado? Sentía que moría, sentí como me penetraba fuertemente mientras me destrozaba por dentro, pero mi boca en vez de expresar dolor solo gemía nuevamente. Como pude me perdí nuevamente en mis pensamientos imaginando mil cosas, sabía que estaba mal, pero esta noche era de ellos.

Yo la penetraba fuerte mientras escuchaba su relato, como podía ser que ellos habían probado todos los encantos de este cuerpo, un cuerpo que creí solo mío, no tarde en venirme ...

... dentro de ella, imaginando el mismo placer que ellos habían sentido en la estrechez de mi mujer, ella continuo. - No sé cuánto tiempo paso, pero sentí nuevamente sus líquidos dentro de mí, se sonreían entre los tres, y se limitaron a felicitare entre ellos mientras se cambiaban, corrí al baño con mi vestido, e intente lucir como cuando me dejaste partir en el trabajo, al salir, los tres me manosearon un poco y me decían que se tenía que repetir, salimos al pasillo y vi justamente cuando bajabas al lobby, les dije que quería esperarme un momento en la habitación, a lo que Felipe se limitó a decir “claro muñeca la habitación es tuya toda la noche pero tienes que darme algo a cambio, ¿qué tal si me das tu calzoncito?”, sin mirarlo lo retire allí mismo y se lo di sin mirarlo, sabía que tú estabas cerca y no quería que me miraras así con ellos. Genaro y Emanuel felicitándose su hombría se alejaron al elevador y Felipe se acercó a decirme “preciosa eh hablado con tu jefecito, y le pedí que fueras la siguiente semana a mi hospital, así que te espero allí, búscate algo bonito puede que hagamos algo más”, me aparte de él y se retiró para alcanzar a los otros dos. Corrí a la nuestra habitación para esperarte aquí le pedí ayuda a uno de los trabajadores dándole mi nombre y la reservación. Y así fue como llegamos a este punto.

No podía creerlo, por fin había pasado lo que tanto temía o tanto deseaba mi mujer había sido compartida con tres hombres al mismo tiempo, y no solo eso dos de ...