Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre (2) - Relatos Eróticos

Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre (2)

... todo le gusta la verga en el culito, creo vamos a tener que probarlo todos, y déjenme decirle que está muy estrecho, eso que solo es un dedo y siento como aprieta, voy a gozar partirlo, estoy seguro que Sofi lo va disfrutar, y gritaras como loca”.

Yo solo gemía sus palabras hacían en mi vergüenza, pero a la vez me sentía extasiada queriendo que eso no parara. - No podía creer lo que me estaba contado, de repente ella me pidió que me pusiera atrás de ella, sentía rabia pero pensé que por fin me dejaría probar su cola- pero justo cuando estuve detrás de ella me dijo “por favor solo por la vagina”, estaba tan caliente que así lo hice y ella continuó.

Felipe me ordeno subirme arriba de él, y fue como logré sentir su miembro en la entrada de mi vagina, parecía desesperado por follarme, y así fue, una vez que estuve arriba de él me hizo dejarme caer sobre su estaca, sentí que me partía ese enorme y venoso miembro que hace unos momentos tenía en mi boca ahora lo sentía dentro de mí, empezó a moverse casi tan sorprendente para su edad.

Había olvidado por un instante a los demás por lo grande que ese miembro me taladraba, él ponía su mano en mis pechos , cuando sentí la respiración en mi espalda de Genaro, gire mi cabeza sobre mi hombre y sonriéndome me dijo “ya es hora muñeca, pero dime, ¿cuántos afortunados han sido los que han sentido tu estreches de tu culito?” la forma en la que me lo dijo no hizo más que sonrojarme más mis cachetes estaban rosas, y la penetración de ...

... Felipe solo me hacía excitarme más, preferí no contestar, y Genero tomo posición detrás de mí, mis manos puestas en los hombros de Felipe y sus manos masajeando mis pechos, hacían que gimiera como loca, sentí las manos de Genaro sobre mis caderas y mis muslos, y su miembro palpitante en la entrada de mi pequeño orificio, parecía que entre su miembro y mi orificio se atraían, como si un trato entre ellos se hubiera pactado sin que yo pudiera intervenir, sentía como me punteaba, y su aliento en mi espalda, el silencio solo se cortaba por mis gemidos y mi respiración, Genaro continúo “dime Sofí, sé que lo quieres, pero no entrará hasta que me digas cuántos, quiero saber en qué número estoy de los afortunados de probar tu parte más íntima, puedo ver cómo se estrecha y como lo aprietas en este momento como deseando que mi verga se introduzca, estas luchando por sentirlo, dime, dime”, no pude más la situación era tan excitante y mis caderas empujaban hacia la tranca de Felipe pero también hacia atrás hacia donde aquel enorme falo aquel, que en el estacionamiento del trabajo me hizo chuparle, aquel que chupe también hoy, tan enorme y venoso, con una enorme cabeza, me apuntalaba sobre mi pequeño orificio, grite entre gemidos “nadie, nadie ha estado allí dentro, siempre fue algo importante para mí, por favor no lo hagas”, pero eso resulto peor, sentí sus manos apretar mis caderas, y bajar hasta mis medias, sentir mi liguero, la respiración de Genaro se hizo más fuerte sobre mi espalda ...