1. Memorias inolvidables (Cap 9): Comprometidos hasta la muerte


    Fecha: 22/03/2023, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... iguales, las camisas blancas con pequeñas flores muy espaciadas y las corbatas floreadas, el traje de riguroso negro, zapatos negros y calcetines blancos. José vestía traje verde pálido, camisa blanca con lazo colgante de color verde y calcetines blancos. Los papás iban muy formales y la mamá muy guapa. Los niños vistieron de domingo.
    
    La comida en el restaurante fue excelente, extraordinaria y muy dada al caso. Había gente que nos miraba pero no pudieron distinguir de qué se trataba por nuestra discreción. Los niños no molestaron ni echaban gritos. Para ellos, Eduardo y yo no éramos novios, sino sus hermanos mayores, los niños no distinguían bien, quizá el mayor sí, pero es el más callado. Uno de los niños me preguntó:
    
    — ¿José también será nuestro hermano mayor?
    
    — Los hermanos no se sacan de una feria, si llegáis a quererlo él también os querrá y podréis ser amigos y luego igual os hacéis como hermanos, —le dije lo mejor que pude y se conformó.
    
    Llegó el momento del postre y sirvieron un rico helado con frutas. Y luego salió el pastel sin recato, sin secretos, una gran torta con dos muñecos vestidos de novio, casi como íbamos vestidos. Entonces todos los que estaban en el restaurante entendieron de qué se trataba. Nosotros solo éramos diez personas y de ese pastel de dos pisos podían comer más de sesenta. Resultó que el tío Onésimo no quiso una cosa pequeña y le dijo al dueño del restaurante que fuera «de dos pisos» y «con los dos novios». Luego invitas a pastel a ...
    ... todos los del restaurante. Vinieron muchos a felicitarnos y había mucha aceptación, más de la que se podría imaginar.
    
    Me levanté de la mesa y dirigí unas palabras a todos los presentes:
    
    — Voy a ser muy breve. Quiero agradecer a mi padre aquí presente y a los papás y hermanos de Eduardo la acogida tan cariñosa que han dado a nuestra decisión; ante todos vosotros, quiero pedir a Eduardo que forme parte de mi vida y me acepte en la suya.
    
    Me puse rodilla al suelo y le abrí la cajita con los dos anillos y se los mostré. Antes de sacarlos de la cajita, desplegué un papel con lo que había escrito en un momento el día anterior:
    
    Te encontré sin yo buscarte,
    
    buscaste y nos encontramos
    
    con los ojos nos miramos
    
    y en amor mutó el arte.
    
    Cada uno de estos aros
    
    de amor nos hablan y encierran
    
    venciendo murallas que yerran,
    
    que nos quieren separados.
    
    Solo la muerte podría
    
    llevarnos al mas allá,
    
    donde amor habremos siempre
    
    sin murallas que tumbar.
    
    Los tomó, los mostró en alto a todo el mundo, se puso también rodilla en el suelo y sacó los dos anillos, se guardó la cajita en el bolsillo, me dio el suyo y se quedó con el mío. Me ofreció su mano, le puse el anillo; le ofrecí la mía, me colocó el anillo. Nos pusimos de pie y nos dimos un beso de cuento de hadas, sin lengua, solo para expresar ante los demás nuestro compromiso. Aplaudieron, se acercaron nuestros familiares y uno a uno iban dándonos sus besos de felicitación que fueron correspondidos. ...
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