1. Mi prima se viste de novia (Capítulo 8)


    Fecha: 21/03/2023, Categorías: Incesto Autor: Usuario PsyExA, Fuente: CuentoRelatos

    ... gustaba para nada la idea de que salga. Prefería que se quede hasta último minuto en mi cama, con mis dedos cajeteándole la concha, pero me insistió en que era realmente necesario. Y que no le revise el bolso.
    
    Volvió a eso de las 14:30 y sentí que respiraba nuevamente al ver que todos los planes seguían sin modificaciones. Julia pidió un uber y tal cual me había indicado, a las 15 ya estábamos saliendo para el puerto de embarque.
    
    - Qué envidia chicos. ¿Se van a un crucero? – no tenía ganas de hablar con nadie, pero usualmente prefiero a los conductores de uber, antes que a los tacheros. Ese aire de superioridad que a veces muestran, me había cansado muchísimos años atrás. Ellos vivieron diez cosas peores que las tuyas, tienen mil vueltas más que vos en la vida y encima les jode la economía. El pibe este no mostraba nada de eso, así que le respondí que sí.
    
    Ilusamente creí que con eso alcanzaría.
    
    - Es una maravilla, una vez fui con mi novia. No hagan como nosotros, que no salimos del cuarto. Disfruten del barco, que es hermoso. – dijo sonriendo y recordando.
    
    “Gracias, pero vamos a hacer justamente eso” pensé. Pero sólo le volví a decir que sí.
    
    Estábamos relativamente cerca cuando me llegó un mensaje de whatsapp.
    
    “El tipo cree que somos novios” decía el texto que me había mandado mi prima, que sonreía bajo la mano que no sostenía el celular.
    
    “Y que va a pensar. Si no dejas de mirarme la chota” le respondí, riendo de mi propio chiste.
    
    Afuera había un ...
    ... tráfico bárbaro, como es habitual a esa hora en la zona de Retiro. Con algo teníamos que entretenernos.
    
    “Ni de tocarla”, retrucó ella. Y se acomodó más cerca de mí, puso su cabeza en mi hombro, un saquito sobre mis muslos y la mano abajo, para sobarme la pija por encima del pantalón. Media hora estuvo así, hasta que llegamos. Le pagué al flaco, sacamos las valijas y le dimos las gracias.
    
    Al entrar al puerto, respiré de nuevo: no había nadie conocido. La inmensa mayoría era gente grande, de la edad de nuestros padres, o más. Volví a inspeccionar a uno y cada uno con la vista para asegurarme. No quería encontrarme ni siquiera a alguna antigua maestra de la primaria. Otro respiro más y me relajé. Mi prima se había puesto una musculosa y un shortcito de jean con un cinturón ancho. Sumado a las botas largas y las marcas de la bombacha que se les formaban en el culo al caminar, se llevaba la atención de todos los viejos verdes.
    
    Mientras hacíamos la cola, le abracé la cintura de costado y ella respondió de la misma manera. No pude resistirme a tocarle el orto metiendo una mano en su bolsillo trasero.
    
    Hicimos los trámites necesarios, explicamos por qué el pasaje no estaba a mi nombre y no nos causaron ningún inconveniente. Tenían acento de italianos, si hubiesen sido argentinos seguro me pedían unos pesos. Pasamos luego una puerta y como por arte de magia apareció el barco ante nuestros ojos. Inmenso. Increíble. Parecía realmente una maravilla, es cierto, pero igual no ...
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