1. Cómo conocí a vuestra madre


    Fecha: 19/03/2023, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... No la comía mal la rubia tetona, lo hacía con demasiada ansia para mi gusto pero servía.
    
    Justo cuando la zorra rubia comenzaba a correrse en la boca de mi niña sin nombre, y la guarra lo hacía como si se estuviera meando, le cogí con las dos manos de la cabeza y se la metí hasta el fondo. Abrió los ojos como platos y mientras terminaba de correrse empezó mi corrida en el fondo de su garganta. Siempre me corro de forma abundante y espesa.
    
    - ¡¡Aaaaaggggg!!. Era lo único que se le oía a la rubia mientras se tragaba mi leche y se ahogaba.
    
    Pero yo cabrón, como hizo ella con mi diosa desconocida, ni la dejé respirar con mi polla en el fondo de su garganta.
    
    - Traga guarra. Le decía mientras ella no paraba de mirarme con los ojos cada vez más abiertos y rojos.
    
    Empezó a darle arcadas y a salirse mi corrida por la nariz cuando decidí que ya estaba bien de castigarla. Le saqué mi polla llena de babas y le escupí en su cara y su abierta boca que buscaba desesperadamente aire que respirar.
    
    - Esto que te sirva de lección, siempre hay alguien más cabrón que uno.
    
    La rubia tetona se quedó a cuatro patas mientras tosía y escupía babas y mi semen, aún tenía los ojos inyectados en sangre cuando me miró con una mezcla de asco y temor. Se levantó y salió corriendo, yo supuse que hacia el baño. La gente de alrededor se quedó mirando la escena pero a los pocos segundos siguieron con sus folladas,mamadas, enculadas y corridas, como si no hubiera pasado nada.
    
    Entonces caí ...
    ... en la cuenta que de mi diosa morena seguía allí. Me giré y por fin le vi la cara. Si espectacular era por detrás por delante era impresionante. Me quedé extasiado. Seguía aún a cuatro patas, con la cara chorreando con la corrida de la zorra rubia y jadeando recuperando el aliento.
    
    Levantó la vista y miró con unos ojos azules casi celestes y sonrió.
    
    Y ahí se me cayó el corazón a los pies, y aún seguiría allí si ella no me lo hubiera robado después.
    
    - Hola. Me dijo.
    
    - ¿Eh?. Atiné a decir yo, estaba atontado.
    
    - Que Hola. Me repitió.
    
    No podía dejar de mirarla, era preciosa en todo su conjunto. Seguía a cuatro patas, con su melena rizada y de color negro intenso alborotada, con unos pechos naturales perfectamente redondos (talla 95 supe después) con restos de babas y corrida femenina, con unos enormes pezones negros como galletas María y con esos ojos azules y esa media sonrisa mientras me seguía mirando a los ojos con cara divertida. Podría pasar perfectamente por una modelo del pintor cordobés Julio Romero de Torres.
    
    - Hola. Por fin dije yo. - ¿Quién es esa hija de puta y por qué te trataba así? Le pregunté.
    
    - Pues es mi jefa y te has pasado un poquito con ella. Me respondió - Que le voy hacer si le gusta darme caña. Siguió diciéndome,todavía con media sonrisa dibujada en la cara y mientras se incorporaba y se sentaba en la tupida alfombra.
    
    - Pues tengo que decir en mi defensa que no lo siento en absoluto. Dije -¿Y a ti te gustan que te den caña? Le ...
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