1. Cómo conocí a vuestra madre


    Fecha: 19/03/2023, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La conocí en una fiesta, bueno mas bien era una orgía, que organizaba una pareja amiga mía. Lola y Javier es un matrimonio ya maduro, 48 y 52 años respectivamente, amantes del sexo, habituales de club de parejas y muy buenos organizadores de orgías en su casa de campo a las afueras de sevilla.
    
    Pero volvamos a ella, como os decía antes, fue en una de esas fiestas donde la conocí, aunque no fue su cara lo primero que vi de ella. Entré en un gran salón lleno de gente follando y me la encontré a cuatro patas en una mullida alfombra comiéndose un peludo coño de una tetona rubia mientras le metía tres dedos por el culo. No pude ver su cara pero si su espectacular trasero, donde destacaba un pequeño, gordo y depilado coño y un ano rosado de donde rezumaba una gran cantidad de semen, supuse que producto de anteriores folladas. Una estampa que dejaba a cualquiera con la boca abierta.
    
    Yo venía de pegarme una gran corrida con Bionda, una transexual brasileña que solían contratar Lola y Javier para estas orgías, y mi acompañante de ese día, Laura una ex-novia asidua también de estas fiestas. A pesar de ello mi polla pegó un gran salto y volvió a pedir guerra, no quería que dejase escapar a esa diosa, de piel morena e impresionante culo.
    
    Me acomodé detrás de ella y comencé a comerle el conejito por detrás, mientras la corrida que le salía del culo me caía en la cara y en la boca, mezclándose con otra lechada que le salía del coño y con los sabores de ella. Me daba igual, ...
    ... de hecho me encanta ese tipo de guarradas. Me estaba deleitando con ese chochito que tenía un sabor suave y acre al mismo tiempo y saboreando un clítoris que aun no sabía muy bien como era pero que tenía un pequeño aro como decoración.
    
    Ella al notar la comida de coño, se abrió un poco más de piernas y subió el culo para que mi lengua llegara más lejos. Y así lo hice, le metí mi gorda lengua hasta que no pude más y comencé a follarla con ella. También llamé al trabajo al dedo gordo de mi mano derecha y le ordené acariciar el clítoris, piercing incluido. Notaba como el coño se abría más y más, y como comenzaba a mojarse muy rápidamente.
    
    Me vuelve loco comerme un coño, me encanta sus diferentes sabores, como huelen y sobre todo que se corran en mi boca y saborear ese denso y sabroso líquido hasta la última gota. Y entonces ella comenzó a correrse, y de que manera ¡¡madre mía!!
    
    Era como si hubieran abierto un grifo. No salía a presión pero si abundantemente, que rico estaba ¡¡por dios!!. Bebía y bebía y no paraba de tragar semejante manjar. No dejé una puñetera gota. A ella no la oí decir ni mú, porque cuando levante la vista por encima de su trasero, la tetona rubia la agarraba del pelo con ambas manos para que no separase la boca de su peludo coño mientras no paraba de decirle guarradas.
    
    Me incorporé de rodillas y hundí mi boca en su culo, le lamí todo el semen que quedaba supongo que de otro tío o tíos y apoyé la cabeza de mi polla en ese precioso ano rosadito ...
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