1. Dudas interraciales


    Fecha: 19/02/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Thotem, Fuente: CuentoRelatos

    Se sentía segura, era su fin de semana libre y se dirigía al bar donde trabajaba su amiga, solía ir cada mes y a pesar de tener quince años más que ella a sus años les unía un sentimiento y afecto. Entró en el bar con esa movilidad que la caracterizaba, su estatura resaltaba, sus pasos largos y firmes rematados con un sonoro taconeo; sus generosos pechos boteaban debajo de la blusa y el balanceo de caderas hacía ondear la falda corta. Se sentó en un taburete con un ligero ladeo de cabeza desplazando su rubia melena oxigenada. No tardó en llegar la camarera la cual le dio unos efusivos besos y abrazos.
    
    —Qué bien te veo Celia —exclamo la camarera.
    
    —Ya ves, he venido a verte y me ha costado encontrar este garito, que por cierto, ¿qué tal te va?
    
    —Pues ya ves, es lo que hay, en el otro local las noches eran duras y a mis cincuenta años no se puede encontrar nada mejor, pero y tú, cuéntame Celia.
    
    —Qué quieres que te diga Mary, mi curro de mierda en la oficina de la fábrica. Encima las amigas de siempre están casadas y con hijos. ¿ y qué tal la peña y el ambiente del otro local, cómo estaba cuando te fuiste?
    
    —Lo de siempre, los cuatro buenorros que venían tomar copas y toda la peña, ya los conoces, desde que desviaron la carretera venía menos gente. A la Marta la preñaron y ahora ha tenido que dejar el trabajo, normal siempre terminaba todas las noches con copas de más y subiéndose la falda en cualquier rincón. Tu has sido más lista y mira que te has triunfado con ...
    ... los tíos, te has tirado a todos los pata negra que se te han puesto por delante. A propósito, ¿qué fue de ese tío que te llevo la última vez cuando tenías el coche roto, parecía majo.
    
    —Sí, lo es, pero es un cursi y muy melindroso, un media mierda; follamos dos veces, nada del otro mundo.
    
    Mary puso unos chupitos y siguieron charlando, el local olía a cerrado, la concurrencia no era mucha, los sonidos de las tragaperras rompían la monotonía. En ella se reflejaba el rostro tosco, oscuro y felino de los cuales pendían dos pendientes en forma de diamante en sus orejas. Sonó la musiquilla de forma estridente, le había dado el premio gordo. Lo recogió y el corpulento personaje con andares pesados dejó todas las monedas en la barra pidiendo cambio en billetes para después con una sonrisa que dejaba a la vista dos incisivos que oro que resplandecían decir “tomaros algo nenas” y quedase en la otra punta de la barra del bar.
    
    —Vaya con el negrata —cuchicheo Celia— parece un gorila salido del circo, y encima nos mira con esos ojos de gaviota que solo se distingue el blanco de su cornea.
    
    —¡Qué graciosa eres, je,je,je! Vive en los pisos de arriba, ¿no te gustaría follártelo?
    
    —No sé que decirte, nunca lo he hecho con un negrata, son tan impersonales —respondió Celia.
    
    —En el mes que llevo en este bar lo he visto con unas cinco chicas diferentes. He oído comentarios de que es oportunista y sabe levantarse a las mujeres. La última el sábado pasado, una de apenas veinte años, la ...
«1234»