1. Dudas interraciales


    Fecha: 19/02/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Thotem, Fuente: CuentoRelatos

    ... chavala vino a tomar café por la mañana y apenas podía sentarse, con el pelo revuelto —dijo Mary—. Vamos a tomarnos otros chupitos, aunque empieza venir gente, tengo algo de faena. Pero tu tranquila.
    
    El local empezó a llenarse, la compañera atendía a los clientes.
    
    —Os lo pasabais bien charlando, por lo que he visto.
    
    —Por dios, que susto me has dado —dijo Celia al ver el personaje del cual hablaban.
    
    —No muerdo, señorita —dijo sonriendo con una sonrisa de incisos de oro, al mismo tiempo que pedía dos chupitos más.
    
    Mary apresurada les puso los chupitos al mismo tiempo que miraba a Celia con cara de circunstancias y complicidad.
    
    —Arriba tengo hierba de la buena, si quieres…
    
    —Ahora entiendo como te aprovechas de las jovencitas —respondió Celia.
    
    —Conque esas tenemos eh… no creo que tú seas tan jovencita —dijo retador.
    
    —No, pero tampoco soy vieja, incluso diría que tu eres más viejo, aunque esa capa de hollín que llevas es…
    
    —Sacas tu lado segregacionista. Y todo eso por qué. Porque he tumbado y he gozado a blanquitas… —dijo vehemente al mismo tiempo que volvía a pedir otros chupitos.
    
    Mary dudo en ponerlos aunque Celia hizo un gesto de aprobación. Celia algo eufórica
    
    —No soy rencoroso y aún sigue en pie lo de fumarnos ese canuto —dijo él.
    
    La bocanada de aire de la calle le dio esa sensación de autonomía a su cuerpo y los tres pisos que subieron esa movilidad que a ella le gustaba tanto, se sentía como una gacela acompañada de un león.
    
    Una ...
    ... vez dentro le entró ese olor penetrante a virilidad masculina. Las paredes estaban adornadas de amuletos africanos y una gran alfombra y un sofá eran todos los muebles del pequeño comedor. Se sentaron y el encendió la hierba. Calada tras calada Celia se sentía más abstraída, distante. Quedó con los ojos fijos en la puerta abierta del pequeño dormitorio observando una cama sin hacer y lo que parecían ser tangas y bragas colgadas.
    
    —¿Qué… qué co… cojon… cojones tienes ahí colgados de esa puta pared —dijo con voz pastosa que le daba la hierba fumada.
    
    —Son trofeos ¿No has probado nunca la potencia de un negro? —dijo el, al mismo tiempo que le subía la falda y la destangaba.
    
    —¡No jodas! —ronroneo ella entre balbuceos.
    
    —¡Ábrete, te voy a comer el potorro!
    
    Se puso en cuclillas ante ella y empezó a darle lametazos al mismo tiempo que jugaba con su clítoris con los dedos. Después le levantó las piernas hacía arriba y cogiendo sus tobillos la movía en vaivén pasando su lengua combinando de forma constante coño y culo, dándole chupetones en los muslos. Celia jadeaba, gemía, le cogía la cabeza y en uno de esos momentos él levanto la cabeza y sonriendo con cara de vicio y dejando ver sus incisivos de oro dijo:
    
    —No te habían comido nunca potorro de esta manera, eh, —exclamo, al tiempo que le metía un dedo índice en el ano.
    
    —¡jo hijoputa, cabrón! —exclamo ella con los ojos desorbitados.
    
    —Gozas como una puta.
    
    Se levantó, se quitó su camiseta de estampados florales ...