1. Autobiografía sexual (Parte 8): Lo malo de vivir sumisa


    Fecha: 06/02/2023, Categorías: Confesiones Autor: LorePadilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... no.
    
    Hallé una banca en mi camino y decidí descansar ahí, mirar el cielo, respirar profundamente y relajarme mentalmente. Transcurrieron unos cuantos minutos y escuché una voz un poco lejos de mí.
    
    —¿Lorena?
    
    —¿Adrián? —dije sorprendida.
    
    —¿Te encuentras bien?
    
    —¡Sí! Estoy bien, gracias.
    
    De pronto, todo lo que supuestamente había olvidado regresó a mi mente, como si retrocediera la cinta de la película de mi vida hasta el momento en que conocí a Adrián y tuve sexo con él, pero no logré conectar lo que sucedió después de coger y cuando desperté al día siguiente.
    
    —¿Qué ocurrió esa noche después de eso?
    
    —¿Te refieres a cuando cogimos en cada del señor Romanin?
    
    —Pues sí.
    
    —Te quedaste dormida y yo me fui.
    
    —¿Qué clase de medicamento me diste esa noche?
    
    —Pues un analgésico. Parece que el efecto fue muy rápido y seguramente, con lo cansada que estabas, dormiste de inmediato.
    
    —¿Y qué hiciste tú después?
    
    —Te dejé ahí dormida, tomé mis cosas y me fui.
    
    —Y también tomaste cosas que no eran tuyas, ¿cierto? —dije como acusándolo.
    
    —¿De qué hablas?
    
    —Dime la verdad. ¿Tú hurtaste los objetos de valor de la casa del señor Romanin?
    
    —¿Tengo cara de ladrón acaso?
    
    —No sé. Si una vida no es suficiente para conocer bien a una persona, mucho menos un día —dije como si parafraseara lo escrito en un libro.
    
    —Pues tienes un mal concepto de mí.
    
    —¿Entonces quién se robó las pertenencias de esa casa?
    
    —¿Yo qué voy a saber? —preguntó comenzando a ...
    ... alterarse y luego de una pausa, prosiguió—. ¿Eso tiene que ver con el homicidio del señor Romanin?
    
    —Bien que estás informado de eso pero no del robo y de que me metieron presa. Hasta en el periódico salió que detuvieron a la sirvienta de la casa, o sea, yo.
    
    —En serio que no me enteré de eso. Ahora me explico por qué no contestabas tu teléfono. Pero, ¿te encuentras bien? Por eso te lo pregunté al principio, porque me enteré de la muerte del señor Romanin, pero no supe lo que te pasó a ti.
    
    —Obviamente no estoy bien —contesté demostrando angustia y volví a sentarme, llevando mis manos al rostro—. Solo no puedo superar todo lo que pasó, pero lo bueno es que ya pasó.
    
    —Entiendo que sientas esa necesidad de encontrar al responsable de lo que atravesaste. Créeme que ahora lamento no haberme quedado a dormir contigo esa noche, pude haber evitado eso.
    
    —No. Perdóname si intenté culparte.
    
    —No pasa nada. Solo quiero que estés bien.
    
    —Gracias. Por cierto, ¿qué haces aquí? —cuestioné sin poder dejar a un lado mi suspicacia.
    
    —Ya me conoces. Bueno, un poco. Vine a echar polvo con una chica que conocí por redes sociales.
    
    —Vaya. Lo bueno de ser un galán.
    
    —Así es —respondió soberbiamente—. ¿Y tú?
    
    —Pues es una larga historia. Bueno, luego de ser detenida y recluida, alguien pagó mi fianza. No sé quién haya sido. Salí del ministerio público y vagué hasta que me recogió mi mamá, gracias a que alguien le comunicó que me encontró, de igual forma no supe de quién se ...
«1234...»