1. Autobiografía sexual (Parte 8): Lo malo de vivir sumisa


    Fecha: 06/02/2023, Categorías: Confesiones Autor: LorePadilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... bragueta de su pantalón y me la metió. Su estado de alteración le provocó embestirme muy duro.
    
    —¡Mmmm! ¡Ay!
    
    —¡Eso! Disfrútalo nena.
    
    Pero él no sabía que mis gemidos eran de incomodidad y mis gritos de sentir el golpe de su pelvis contra mis glúteos. Es como si voluntariamente desactivara la sensibilidad en el interior de mi vagina, yo no lo estaba disfrutando en verdad y quería que pasara rápido el momento. Afortunadamente, resistí los diez minutos que me tuvo así hasta que me sacó su pito y me echó su leche en las nalgas.
    
    —¿Verdad que no te cuesta nada? —me dijo mientras se arreglaba.
    
    —¿No prefieres que sea mutuo el deseo?
    
    —Pues sí, pero tú te estabas negando.
    
    —Olvídalo. No tienes la capacidad de comprender a una mujer. Me preocupo por mi mamá porque salió de un problema así con mi papá y ahora pasará por lo mismo contigo.
    
    —La diferencia es que conmigo va a tener todo lo que ella quiere y sobre todo en el aspecto sexual. Tú mamá es una golosa de primera. Por cierto, te anticipo la noticia: Una vez que tu mamá termine los trámites de divorcio con tu papá yo seré tu padrastro y como obsequio quiero una hijastra cariñosa y complaciente. ¿Es mucho pedir?
    
    Permanecí en silencio porque esa nueva información apenas cabía en mi cabeza por todo lo que estaba ya procesando. Ignacio se despidió de mí dándome un beso imprevisto en la boca y se retiró. De inmediato, me metí a bañar, tardándome más de una hora para desahogarme y ordenar mis ideas. «Todo está ...
    ... bien, Lorena. Debes dejar de pensar en todo lo que aconteció en estos últimos meses y salir adelante. Aprovecha que en este momento no hay nadie en esta casa para salir y buscar un nuevo trabajo», me decía a mí misma para animarme y tan pronto me vi decidida fui a la recámara donde dormían Ignacio y mi mamá, encontré ropa de mi mamá a mi medida en su closet y salí de esa casa.
    
    Tan desorientada estaba, que a pesar de que ya conocía la casa de Ignacio anteriormente, pensé que me encontraba en San Juan del Río todavía y no asimilé que ya había vuelto a Tequisquiapan, con razón se me hacían conocidas las calles y los lugares que recorría. Nada mal para haber salido sin nada de dinero ni un teléfono celular, ya que todas mis pertenencias se habían quedado en la casa del señor Romanin.
    
    Sentimentalmente, era lindo tener esa sensación de libertad. Si bien consideraba que al vivir con Ignacio era susceptible de esclavitud sexual nuevamente, no tenía impedimento de hacer lo que yo quisiera fuera de ello. Además, sentía libertad en el aspecto de mis emociones, es decir, sentí haberme liberado mentalmente y tan rápido de lo que recién había vivido, o al menos eso creía.
    
    Eran las dos de la tarde y yo ya había tenido varias entrevistas laborales en distintos negocios y empresas, pero en ninguna hubo una contratación inmediata. No tener teléfono me complicaba la existencia, ya que tenía que acudir a cada uno de esos sitios en posteriores días para saber si estaba contratada o ...
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