1. Los minutos de la imaginación (Crónica de una cornamenta)


    Fecha: 29/01/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Passivepassion, Fuente: CuentoRelatos

    ... que se puedan imaginar para un cornudo. Poco a poco me fui dando cuenta que disfrutaba humillándome con palabras, me decía cosas como estas: ¿Quieres que otro me coja? o, tengo muchas ganas de sentir la verga de Pedro Jaime (un amante que tuvo cuando su primer matrimonio), vas a ser mi cornudo, te voy a hacer comer el semen de mi amante, putito, cornudito, quiero que una verga enorme me preñe, no siento tu verguita, y cosas así. Todo esto me ponía muy caliente, y entonces tenía unos orgasmos increíbles, me venía adentro de ella y luego al terminar le hacía sexo oral y me comía mi propio semen.
    
    Después de algún tiempo decidimos pasar de la fantasía a la acción, hicimos un perfil de Twitter, y comenzaron a llegar un montón de solicitudes de amistad. No tuvimos éxito, nadie convencía a mi mujer. Fue entonces que ella me dijo: ¿qué piensas si mejor le digo a Pedro Jaime? Sabes que sigo en contacto con él, somos amigos y nunca le he dejado de gustar, ni el a mí. Además, nos conectamos muy bien en la cama. No puedo negar que sentí unos celos tremendos, pero al mismo tiempo fui presa de una excitación que no puedo hoy en día todavía describir. Yo sabía que algo profundo hubo entre ellos y temía que ella volviera a sentir algo por él. Después de un tiempo de hablarlo y de que Eugenia estuviera en contacto con él, un día ella me dijo, Pedro Jaime va a venir de pasada a la ciudad, estará una noche y quiere ver si nos podemos ver. Y luego vino la pregunta ¿estás dispuesto a que ...
    ... lo vea? Esta es la hora de la verdad. Tímidamente dije: sí, está bien. Comenzamos a organizar las cosas. Faltaba una semana, así que teníamos tiempo. Me pidió que cuidara al niño y de este modo me organicé para tener poco trabajo ese día.
    
    Aquella semana fue eterna, el día por fin llegó y para mi sorpresa Eugenia me pidió que la llevara al hotel donde quedaron de verse. Era muy cerca del aeropuerto, cuando llegamos me sentía inquieto. Al llegar, él estaba afuera del hotel, aún no se había registrado, antes de bajar, Eugenia me dijo: hasta pronto cornudito, se cuidan. Adelanté un poco el auto y me detuve, por el retrovisor pude ver como se besaban apasionadamente. Se me enchinó la piel y mi corazón estaba a mil. Era real, me estaba convirtiendo en un verdadero cornudo.
    
    Sería un día eterno, apenas eran las once de la mañana y me había dicho que me llamaba como a las seis o siete para que pasara por ella. Mientras, en algunos momentos, en algunos minutos, mi imaginación volaba. Sin embargo, jamás se imaginó lo que vería y viviría cuando por fin después de todo el día ella regresara a casa.
    
    Durante el día nos mandamos algunos mensajes de whatsapp:
    
    ─Hola mi pachonchito, ¿cómo estás cornudito?
    
    ─bien mi reina, extrañándote
    
    ─¡Ay! Corazón, nos faltan unas horas, estamos terminando de actualizarnos. Además me falta hacer muchas de las cosas que me pediste en la cama.
    
    ─¿En serio? Ya necesito verte, necesito besarte.
    
    ─Y lo harás cornudo, pero por ahora déjame ...
«1234...»