1. El regalo. Un antes y un después (Vigésima novena parte)


    Fecha: 27/01/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... miraba embelesada y con admiración, para posteriormente regalarme su bonita sonrisa y acercándose a mí, como acechando a una presa, –sin esperármelo– me besó con bastante pasión, pellizcándome de paso, la nalga izquierda.
    
    —Eres un colombiano muy seductor. ¿Lo sabias? —Terminó Martha por decirme al oído después de aquel delicioso beso y yo solo le respondí…
    
    —Hummm… Eso debe ser porque me encanta el timbre de la voz en las mujeres españolas, pero mucho más de aquellas que son unas madrileñas preciosas y además bien casadas. —Y le devolví el beso, más profundo e intenso y en vez de pellizco, a dos manos apreté con bastante decisión y firmeza, ese redondo culo «Made in Spain», restregando mi duro paquete latinoamericano contra su abultado y bien formado, Arco de la Victoria.
    
    —Precioso, mientras se calienta la cena, voy a darme una ducha y ponerme ropa más cómoda. Estás en tu casa y en el refrigerador podrás encontrar los ingredientes que necesites para que puedas terminar de preparar tus cocteles. En seguida regreso, de paso miro en que andan esos dos. —Y se dio vuelta Martha, dejándome allí solo en la amplia cocina.
    
    Dentro de la coctelera de cristal, coloqué zumo de piña, un poco de crema de leche, hielo picado y como no ubiqué por ninguna parte los clavos de olor, utilicé un poco de canela en polvo. Agité repetidamente con firmeza y… ¡Voilá! Busqué las copas en la vitrina y hallé unas altas que eran perfectas para verter en cada una el coctel y terminé la decoración ...
    ... con unas rodajas de piña que encontré frías dentro de una bandeja de poliestireno blanco al fondo del refrigerador.
    
    Aunque permanecí ocupado junto al mesón de mármol gris, buscando que las rodajas de piña quedaran centradas y equilibradas en el borde de las copas, intentaba en vano escuchar algo de lo que ocurría en aquella casa, estando Silvia, Martha y Hugo en la misma habitación. No lo voy a negar, en aquella casa ajena me encontraba nervioso pensando de qué manera y con cuales palabras podría afrontar la necesaria conversación con el hombre que sería el próximo amante de mi mujer.
    
    —¡Mi amor, pero rico se ve eso! ¿Dónde aprendiste a prepararlo? —Era Silvia que llegaba acompañada solamente por Hugo, quizás diez o quince minutos después.
    
    —Seguramente tu esposo trabajó alguna vez sirviendo copas en algún bar. ¡Jajaja! —Ese fue el comentario de Hugo a modo de broma para aliviar la tensión entre los tres, –pero que a mí me sonó algo despectivo– quién colocando sus dos manos sobre los hombros de mi esposa, se mostraba ante mí sonriente, orgulloso y sintiéndose de repente, todo un campeón. —Silvia, se dio la vuelta y mirando a Hugo con seriedad, le aclaró que yo jamás había laborado en ningún bar y se hizo a mi lado abrazándome por la cintura y apartándose de él.
    
    —Hugo, para algo debe servir internet. No solo para postear fotos y estados anímicos, ufanándose de los viajes y las nuevas relaciones amorosas ante las amistades. —Le respondí y enseguida agregué…
    
    —Entre ...
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