1. Esclavicé a mi propia madre y su novia (I)


    Fecha: 24/01/2023, Categorías: Incesto Autor: Eros2020, Fuente: CuentoRelatos

    ... me puse a pensar. Yo me llamo Alberto, de 20 años, 188 de altura, 85 kg. de peso, fuerte y musculoso gracias al gimnasio y al deporte desde que era niño, una polla de 22 cm, incansable y realmente gruesa, lo que en ocasiones, había hecho que alguna de mis amigas no quisieran follar conmigo por miedo, y otras no me dejaran usarla para sus culos. Realmente mi madre estaba muy buena, ya que siempre se había cuidado muy bien. Pero Estrella era espectacular, tenía ahora 32 años, medía 172, pesaba algo más de 50 kg, rubia natural de inmensos ojos verdes y 96 cm de contorno de tetas en ese delgado cuerpo, caderas proporcionadas y unas largas piernas que terminaban en un culo precioso.
    
    Francamente, un matrimonio a tres con ellas dos y además siendo mis esclavas sexuales, debería ser un paraíso sexual inenarrable. Y lo peor, es que yo, desde el bachillerato, me estaba convirtiendo en un pervertido sexual que hacía con mis amigas todo lo que yo deseaba hacer, excepto en algunas pocas, follarlas analmente, pero poco a poco las iba convenciendo y me encantaba eso de dilatarles el culo a lo bestia, ya que después de unas pocas penetraciones, sus culos eran más anchos que el cráter de Bandama en Canarias.
    
    Y sobre todo, me gustaba follar con las que tenían novio y dos de mis vecinas casadas. Incluso empecé a pensar, cómo sería eso de follarme a mi propia abuela Rosa. Pero los sueños, sueños son, y en ese instante, una lluvia de semen estaba cayendo sobre mi cuerpo, ya que de forma ...
    ... inconsciente, mientras pensaba en toda clase de perversiones, me había estado pajeando y todo mi semen había salido hacia el espacio y ahora caía por su propio peso sobre mí.
    
    Mi cara de sorpresa se tornó en una sonrisa irónica e hice lo más normal ya en esa hora, ducharme y prepararme para salir con mis amigas y follarlas luego. Pero al salir de mi habitación, noté cómo del salón venia un dulce sabor a purito canario (Estrella es de Canarias y nos aficionó a sus puritos) y pasé por allí y vi a mi madre, pero ¡joder, qué madre! Sus 44 bien conservados años estaban totalmente tumbados y espatarrados en el sofá y se estaba masturbando con un enorme consolador negro que entraba y salía velozmente de su depilado coño, mientras su otra mano tenía el purito y en una pequeña mesa auxiliar, a su lado, una gran copa Napoleón con una botella de coñac a su lado.
    
    Al verme se quedó paralizada. Sus ojos se abrieron con sorpresa y se clavaron en los míos, se sonrojó, y su respiración se volvió muy agitada, tan agitada que sus todavía preciosas y duras tetas, aunque ligeramente caídas, subían y bajaban de tal manera, que entre esos movimientos y todo el espectacular cuerpo que veía, mi joven polla se olvidó de la corrida anterior y se empalmó como nunca lo había estado. Ahora no apartaba mis ojos de mi madre, ni perdían detalle de su maravilloso cuerpo, y mi mente intentaba averiguar cómo de dilatado tendría que tener su coño, para que esa enorme polla de látex, de no menos de 7 cm de ...
«1234...9»